Aunque en la identificación y gestión de los factores y riesgos psicosociales la componente individual y psicológica tiene una fuerte importancia, la mayor evidencia científica disponible pone de manifiesto que la componente más determinante reside en las condiciones de organización y de prestación del trabajo. Si la promoción de la salud mental en el trabajo (a través de lo que podría considerarse como mejora de las variadas capacidades de gestión individual -una suerte de “EPIS psíquico-emocionales”- de los factores de riesgo) ocupa un creciente protagonismo en el sistema integral de gestión de los factores y riesgos de salud en los entornos de trabajo (como se pudo de manifiesto en la jornada del 29 de noviembre, en el Pabellón de las Ciencias de Granada, organizada por el LARPSICO), no puede dejarse de lado, al contrario, debe ponerse en el primer plano de la acción la preventiva los factores laborales de mayor prevalencia. Tratándose de un conjunto muy amplio y heterogéneo (tiempo de trabajo; autonomía de prestación; carga y ritmos de trabajo; variedad/contenido; condiciones ambientales o del entorno; demandas psíquicas; estilos de liderazgo-supervisión/participación-; desempleo y ambigüedad de rol; posibilidades de conciliación de la vida profesional y la familiar en la empresa, etc.), identificar científico-técnicamente aquellos factores de mayor prevalencia sería un gran avance, porque permitiría simplificar su evaluación al tiempo que aceleraría su gestión, mejorando la prevención.
Qué duda cabe que, junto a las prolongadas jornadas de trabajo (la OMS y la OIT publicaron en mayo del año pasado un estudio que lo identificaba como el más letal, de los 19 factores de riesgo ocupacional estudiados -745.000 muertes al año a nivel mundial: infartos e ictus vinculados al estrés laboral-), y relacionado con ello, las cargas de trabajo constituyen un factor de extrema prevalencia en el estrés relacionado con el entorno de trabajo. Por supuesto, no hay cifras específicas sobre cuantas situaciones de estrés registradas se deben a este factor ni cuantas bajas laborales producidas están en su origen. Entre otras cosas porque la gran mayoría de estas situaciones pasan por su tratamiento como problemas de morbilidad común.
Ahora bien, lo que sí está probado por numerosos estudios es que esta causa está en la base de un buen número de prácticas de organización del trabajo que incrementan el riesgo de sufrir trastornos psíquicos. Varias investigaciones desde la sociología del trabajo lo evidenciarían. La regulación de las cargas de trabajo atendiendo también a las razones de salud psicosocial laboral, no solo de rendimiento en el trabajo, como hasta ahora, podría llegar a reducir hasta en un 80 por cien el estrés. Estudios más específicos y macro de la información disponible en las bases de datos de las Mutuas (y el INSS), con las evaluaciones de factores de riesgo psicosocial, en manos de servicios de prevención de riesgos, podría arrojar una evidencia superior, facilitando una acción preventiva en materia de factores y riesgos psicosociales mucho más eficaz que hasta el momento.
En espera de proponer estudios de este tipo y llevarlos a la práctica (lo que está previsto para futuras iniciativas del LARPSICO, a través de proyectos de investigación en el marco de las líneas promovidas por el IAPRL al respecto), sin duda un buen “barómetro psicosocial” de la dimensión real, práctica, de problema lo podemos hallar en la frecuencia con que el factor cargas de trabajo está en la base de la identificación judicial de deficiencias en la gestión psicosocial de los entornos de trabajo. Por eso, el LARPSICO ha elaborado la primera FICHA CIENTÍFICO-TÉCNICA PREVENTIVA en la que se realiza un estudio de casos judiciales al respecto. Se trata de la FCT-P 5/06-2023. Las cargas de trabajo como factor de riesgo psicosocial y su (falta de) prevención: estudio de casos judiciales (pdf). Está elaborada por dos jóvenes investigadoras del LARPSICO (María Marta Martínez y Ana Hueso Moral)
En ella, tras identificar el concepto de carga de trabajo y sus factores de gestión preventiva, conforme a las metodologías más validadas en la materia, se procede a llevar a cabo un repaso de las numerosas decisiones judiciales que, en los dos últimos años, se han dictado condenando a empresas y AAPP por no realizar una adecuada gestión de las cargas de trabajo. Esta deficiencia preventiva sería la razón prevalente de la condena, en la medida en que habría aumentado los factores de riesgo psicosocial en esos entornos e, incluso, en muchas ocasiones, se actualizaron en bajas laborales de larga duración. En algún caso habría, incluso, tenido un desenlace fatal (suicido de la persona trabajadora a causa del estrés derivado de la sobrecarga de trabajo). Los sectores son variopintos (servicios de abogacía, sector sanitario, gestión de residencias, actividad judicial, sector tecnológico, actividad bancaria, etc.).
Poner más el acento en una racionalización de las cargas de trabajo (junto a una retribución y promoción adecuadas de las personas en sus carreras) evitaría, así, o al menos reduciría, las situaciones en las que vernos obligados/as a “dejar el trabajo de nuestra vida para poder vivir realmente”. Como ya está empezando a suceder de modo significativo, también en España.
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