[LARPSICO] 'Jefes Tóxicos': La falta de competencias de gestión de personas causa la baja de la mitad de la plantilla de una UCI Pediátrica

Andalucía, 13/10/2023
Jefes tóxicos

La literatura científica sobre las 'jefaturas tóxicas' desde un plano de la gestión psicosocial de las personas trabajadoras en las organizaciones es un clásico desde hace años (ej. Piñuel, I. Neomanagement: Jefes tóxicos y sus víctimas, 2006). No es, pues, un concepto de moda, sino que cuenta ya con una cierta tradición y, como factore de riesgo psicosocial que es, se vincula a la interacción entre un problema organizacional (factor objetivo), tanto en el sector público como en el privado, y otro de rasgos de personalidad. Se asocia, pues, a la pobreza en las capacidades de gestión de personas de quienes asumen esas funciones, pues en la promoción a tales cargos suele contar más sus destrezas técnicas o profesionales que su capacitación o formación en la gestión de personas que tendrá bajo su dirección. 

Se tiene por 'jefe/s tóxicos/as' a quienes, a través de sus conductas, actitudes y prácticas, lejos de promover un buen clima de trabajo, que aúne al equipo y lo mejore por su interacción organizada y bien gestionada, provoca lo contrario, un ambiente laboral hostil e insalubre, pues hace percibir al equipo el trabajo más como tiempo de sufrimiento que de satisfacción por su trabajo. Al dilatarse o hacerse crónica esta situación actualiza el factor de riesgo en daño profesional. Así
“Desde la perspectiva de la psicología organizacional, la presencia de un jefe tóxico en un equipo de trabajo genera miedo, ansiedad y desconfianza, lo que causa un notable deterioro de la salud física y mental de los trabajadores”.

Tampoco es pura especulación teórica. Recientemente hemos conocido que 7 de los 15 profesionales de la UCI Pediátrica de La Paz están de baja por el retorno de un jefe de servicio con prácticas de gestión y mando inadecuadas, por conflictivas y de mal trato. Se trata de prácticamente la mitad de la plantilla de ese servicio, lo que tiene un gran impacto, tanto en la salud como en la calidad del servicio, porque quienes no están de baja deberán afrontar prácticamente el doble de carga, para cubrir tales ausencias.

El problema se ha precipitado por el retorno del antiguo jefe de servicio. Éste fue relevado del puesto por la dirección del centro hace casi tres años, debido al procedimiento abierto contra él por un típico conflicto laboral de naturaleza psicosocial y que traía causa del enfrentamiento y malestar en el entorno a raíz de las prácticas poco respetuosas de mando de aquél para con el equipo. Aunque la Dirección del Hospital, a resultas del referido procedimiento, removió de su cargo al Jefe de Servicio Pediátrico, una inicial sentencia judicial le ha restituido a su puesto. Aunque la sentencia no es firme y ha sido recurrida, la Dirección del Hospital ha decidido reintegrarlo al mismo puesto, lo que ha generado esta reacción de buena parte del personal del Servicio, a fin de evitar los mismos conflictos del pasado, adoptando una medida de autotutela de la salud por el riesgo grave e inminente que entienden se derivará con esta decisión.

Al margen de las cuestiones jurídicas, sin duda complejas, y en las que aquí no se puede entrar, conviene siempre extraer las lecciones preventivas más generales del nuevo caso de conflictos psicosociales no bien resueltos que terminan provocando daños a la salud y también altos costes económicos. Lamentablemente no es ni el primero de este tipo ni el último. Precisamente, en fechas recientes se ha producido una nueva sentencia (ya es la decimotercera) que condena al sistema sanitario vasco (OSAKIDETZA) por no aplicar adecuadas medidas preventivas (de gestión psicosocial) a conflictos análogos. Si bien en este caso el conflicto traía causa más bien en la sobrecarga de trabajo arrastrado por el facultativo y que había denunciado reiteradamente, sin que tuviera la respuesta adecuada, creando un mal ambiente o entorno de trabajo esta situación. La SJS núm. 2 de Vitoria/Gasteiz, de 17 de agosto de 2023, núm. 154/2023) ha condenado al servicio vasco de salud no solo por daño moral, sino también por una indemnización adicional disuasoria (12.000€) ante la persistencia de estos problemas.

En fin, nuevos ejemplos de la necesidad de asumir operativamente, no solo en los discursos, la evidencia de que siempre vale más prevenir que reparar.

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