La Xunta de Galicia aprobó el mes pasado su nueva Estrategia de seguridad y salud en el trabajo (pdf), con el consenso de los agentes sociales y la preparación del Instituto de Seguridade e Saúde Laboral de Galicia (Issga). Si bien, como sucede con la europea y la española, y el resto de las autonómicas aprobadas hasta ahora, pone el acento en ofrecer nuevas líneas de actuación que mejoren todas las facetas de la salud de las personas trabajadoras (salud integral laboral), atiende especialmente a la protección y promoción de la salud mental de las personas trabajadoras, centrando la atención en la prevención de los riesgos psicosociales en los entornos de trabajo. Igualmente, tendrá en cuenta las necesidades de los colectivos vulnerables y el edadismo y la diversidad generacional (pdf), cuestiones que pueden afectar a la salud mental de las personas trabajadoras. Está dotada con 55,8 millones de euros para su periodo de vigencia (2023-2024).
Son 6 los objetivos estratégicos que se marcan, entre los que destacan el objetivo 3 (O3) “Afrontar los riesgos derivados de los entornos de trabajo” y el objetivo 6 (O6) “Potenciar acciones para la promoción de la salud en el trabajo y la consecución del bienestar laboral”, este, de manera especial, afronta la salud mental en los entornos de trabajo a través de las siguientes medidas recogidas en el punto 6.2. “Impulsar programas y proyectos para el cuidado de la salud mental y el bienestar emocional en los lugares de trabajo”. De los dedicados a la salud mental en el trabajo y a la gestión psicosocial aquí destacamos dos:
- 6.2.3 Concienciar sobre la importancia de favorecer el bienestar emocional para un ambiente de trabajo saludable y productivo.
- 6.2.5 Sensibilizar sobre la prevención de las adicciones en el ámbito laboral y la necesidad de planes de intervención en las empresas”.
Asimismo, merece destacarse la mención expresa a la relación entre salud mental y nuevas tecnologías que se recoge en la medida -muy destacada en prensa: Europa Press: “3.1.9 Apoyar la realización de estudios epidemiológicos sobre el posible impacto de los factores de riesgo psicosocial laboral y el uso de nuevas tecnologías en la patología cardiovascular y en la salud mental de la población trabajadora”.
Justamente, conforme a estudios de casos y experiencias muy recientes, la debida conjunción de ambas líneas de actuación apenas comentada, el atender a las nuevas tecnologías y su uso para afrontar problemas psicosociales, como las adicciones, pueden tener exitosos resultados.
Así, la evidencia científica reafirma que la terapia cognitivo-conductual telemática ofrece una eficacia clínica con tiempos de tratamiento más cortos par las personas con problemas de adicción. Se abre, así, una nueva vía -complementaria- nunca sustitutiva, para avanzar en la protección de la salud mental de las personas, tanto dentro como fuera de las organizaciones de trabajo, dada la demanda creciente y la aún escasa atención por los servicios de salud (y de vigilancia de la salud mental en el trabajo).
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