[LAOGEN] Salud Mental, señales de alerta

Coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental el 10 de octubre, el equipo de investigación de LAOGEN trata de sensibilizar sobre la relevancia de atender, desde la gestión preventiva, las señales de alerta y los indicadores que reflejan el deterioro de la salud mental y del bienestar de las personas en el trabajo. 

Con este propósito, el profesor Ignacio Ramos Vidal, investigador de LAOGEN, ha sintetizado brevemente algunas señales de alerta sobre un posible deterioro de la salud, algunas manifestaciones de los trastornos de salud mental, algunas buenas prácticas preventivas en dicho ámbito, así como algunos indicadores para evaluar la salud mental con perspectiva de género en la gestión preventiva en el ámbito laboral.

Trastornos de salud mental. Manifestaciones en el contexto del trabajo

• Burnout
  • Trabajo: absentismo, rotación, conflictos interpersonales, reducción de la satisfacción y el compromiso.
  • Salud física: accidentes cardiovasculares, insomnio, depresión, diabetes tipo-2, susceptibilidad a resfriados.
• Depresión y ansiedad
  • Trabajo: disminución de la satisfacción y el desempeño laboral.
  • Salud física: díficiles de determinar por la comorbilidad, aunque los síntomas físicos se agravan y pueden aumentar la duración de las bajas por enfermedad.
• Consumo abusivo de sustancias
  • Trabajo: merman la salud mental de las personas empleadas, reducción del desempeño y aumento de la siniestralidad.
  • Salud física: evidencias inconcluyentes y variables según el tipo de sustancia.
• Suicidio y otras conductas suicidas
  • Trabajo: pérdidas de horas de trabajo y tensión psicológica en los compañeros, alteración del clima laboral y rechazo hacia la organización.
  • Salud mental: percepción de rechazo, trauma y estigma.

Salud mental. Señales de alerta

Señales de alerta en la gestión preventiva que ayudan a identificar cambios de conducta que reflejan el deterioro en la salud física, mental y el bienestar de las personas en el trabajo.

• Tensión emocional. Llorar con frecuencia, quejarse de manera constante.
• Distanciamiento. Interactuar menos con las personas del entorno laboral y minimizar el esfuerzo dedicado a la ejecución de tareas.
• Cambios en la participación en actividades. Asistir con menos frecuencia o llegar tarde a reuniones.
• Reducción del desempeño. Rendir menos cuantitativa y cualitativamente.
• Conductas extremas. Deterioro de la imagen, descuidar la higiene personal, consumir sustancias en el trabajo.

Salud mental. Buenas prácticas

1. Buena práctica preventiva: incrementar la autonomía y el control sobre la ejecución en las tareas que sea posible y en las que las personas se impliquen (Duval et al. 2020; Hollman et al., 2018).
   1. Establecer mecanismos para que las propias personas empleadas puedan definir la manera de ejecutar su trabajo (job crafting).
   2. Implementar programas para incrementar las conductas de apoyo social y la gestión efectiva de conflictos interpersonales.
   3. Proporcionar capacitación en liderazgo orientado a reducir la percepción de conflicto trabajo-familia.
   4. Intervenciones participativas: tener en consideración la opinión de empleadas y empleados para introducir cambios en los procesos de trabajo y solicitarles feedback de manera activa.
   5. Intervenciones para promover seguridad psicológica: entrenamiento de autoeficacia, relajación, mindfulness, yoga, marcha nórdica… 
2. Buena práctica de intervención organizacional: cambiar la concepción y el estigma asociado a los problemas de salud mental (Dobson et al., 2019; Moll et al., 2018).
   1. Incrementar el conocimiento sobre los problemas de salud mental destinados a reducir el estigma asociado a las personas con problemas de salud mental.
   2. Implementar acciones orientadas a la detección de las señales de alerta.
   3. Habilitar los canales para que las personas con problemas de salud mental puedan acceder a recursos asistenciales dentro y fuera de la organización.
   4. Incrementar las competencias del personal directivo y superiores acerca de los problemas de salud mental y de cómo estos afectan de manera diferente a mujeres y hombres.
   5. Capacitar a personal directivo y líderes en cuestiones relacionadas con la salud mental es una estrategia que permite reducir el absentismo, el presentismo y el estigma asociado a los problemas de salud mental. 
3. Buena práctica de retorno al trabajo: acomodación después de ausencias o bajas debidas a problemas de salud mental (Franche et al. 2005; Nielsen et al. 2018; Zafar et al., 2019).
   1. Programas de retorno: realizar adaptaciones, por ejemplo, en los horarios y en cuanto a la carga de trabajo para garantizar que la persona pueda responder a las demandas laborales (p.ej., evitar trato directo con clientes).
   2. Monitorizar y efectuar un seguimiento especial a las personas empleadas después del retorno (p.ej., establecer listas de verificación para evaluar la adaptación).
   3. Proporcionar apoyo grupal por parte de las personas de su entorno laboral.
   4. Promover un liderazgo inclusivo y sensible a las condiciones particulares de la persona que retorna e implicarla en los procesos.
   5. Programas de permanencia: (1) Flexibilizar las condiciones de trabajo; (2) facilitar el teletrabajo para reducir la exposición a estresores; (3) supervisión y apoyo complementario.

Propuesta de indicadores para evaluar la salud mental con perspectiva de género en el trabajo

1. Concienciación: la gestión preventiva adopta un enfoque de género para abordar la salud mental en el trabajo.
2. Sensibilización: existen acciones para sensibilizar acerca de la necesidad de cuidar la salud mental dentro y fuera del trabajo.
3. Factores de riesgo: los factores que condicionan la salud mental en el trabajo se miden de manera desagregada en función del género.
4. Factores de protección: se miden de manera desagregada en función del género los factores que potencian la salud mental positiva.
5. Problemas comunes de salud mental: la gestión preventiva se preocupa por la tensión psicológica y el burnout.
6. Enfermedades de salud mental: la gestión preventiva aborda cuestiones como ansiedad, depresión, consumo de substancias y suicidio.
7. Acciones preventivas: se desarrollan acciones para minimizar los riesgos que afectan de manera desigual a mujeres y hombres.
8. Acciones correctoras: se adoptan medidas para cambiar las condiciones de trabajo que impactan sobre la salud mental.
9. Creando resiliencia: se gestiona la promoción de la seguridad psicológica (asertividad, proactividad, autoeficacia…).