Salud mental y trabajo autónomo. Como tuvimos oportunidad de informar, entre las prioridades de la Estrategia de Seguridad y Salud en el trabajo (ESST) 2023-2027 está promover una mejora de la gestión preventiva de los riesgos psicosociales, como una exigencia básica para la protección eficaz de la salud mental de las personas trabajadoras. En este objetivo, la ESST 2023-2027 no agotaba su llamada para le mejora preventiva de riesgos psicosociales a las personas asalariadas, sino que la hacía extensiva, con las debidas adaptaciones, como es lógico, a las personas trabajadoras por cuenta propia y en régimen de autonomía. Desde esta perspectiva de proyección de los sistemas y políticas de gestión de riesgos laborales en general, y psicosociales de forma particular, al trabajo autónomo, el LARPSICO ya ha tenido oportunidad de evidenciar más de una situación de prevalencia de este colectivo de personas trabajadoras respecto de trastornos de salud mental ligados a sus condiciones de prestación de servicios, con muy largas jornadas y práctica imposibilidad, o elevada dificultad, de desconectar de las “cosas de trabajo” (ej. dismorfias de productividad, sisifemia, adicción al trabajo, etc.)
Pues bien, ahora es necesario dar cuenta de la Estrategia Nacional de Impulso del Trabajo Autónomo (ENDITA) 2022-2027, porque vuelve a hacer una llamada a esa necesidad de mejorar la protección de la salud mental de las personas trabajadoras autónomas mediante la gestión eficaz de sus riesgos psicosociales.
Esta línea de acción se incluye dentro de la prioridad 3 de la ENDITA, del gráfico:
El trabajo autónomo de calidad tiene como una condición la protección eficaz frente a los riesgos psicosociales. Para conseguir tales prioridades, la ENDITA ha fijado 6 ejes de intervención estratégica para impulsar las políticas públicas necesarias (Tabla 2), a fin de “construir un trabajo autónomo de calidad”. De este modo, la ENDITA aspira a contribuir al desarrollo del ODS 8 de Naciones Unidas: «Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos». Para avanzar en concreción los diversos ejes se integran tanto con las “líneas de actuación” como con “medidas concretas” (Tabla 1)
Tabla 1. Estructura de la ENDITA.
Tabla 2. Ejes de la ENDITA para realizar sus prioridades
Pues bien, dentro del Eje 1 (hacía la inclusión y la cohesión social por medio del trabajo autónomo), línea de actuación 1.3, se incluye un programa completo de mejora de la prevención de riesgos laborales para las personas trabajadoras autónomas, con inclusión expresa de la salud mental. A tal fin, una vez recordada la existencia de una herramienta de carácter público, como «autopreven-t®», que permite a esas personas trabajadoras “conocer los principales riesgos laborales de su actividad profesional”, si se trata de personas físicas sin personas asalariadas a su servicio, la ENDITA reconoce que las personas que trabajan como autónomas tienen una menor protección, preventiva y social, pese a estar expuestas a importantes riesgos y sufrir una alta siniestralidad (ej. transporte por carretera, construcción, agricultura, etc.). De ahí que lo imprescindible -afirma de forma expresa- de “seguir avanzando en la mejora de la protección del trabajo autónomo frente a los riesgos derivados de su actividad laboral, incluidos los riesgos psicosociales y la atención a la salud mental”
¿Cómo pasar del compromiso de protección eficaz de los riesgos psicosociales en el trabajo autónomo a su implementación práctica? Precisamente, para llevar a cabo esta dimensión psicosocial de la mejora preventiva del trabajo autónomo contempla de forma expresa una “medida de actuación”, la última de las cuatro que prevé. A saber:
“e) Promover la realización de un estudio, en colaboración con las asociaciones profesionales del trabajo autónomo, que permita, entre otros objetivos, actualizar el mapa de riesgos laborales característico del trabajo autónomo, incluidos los riesgos psicosociales…”
Como es natural, la realización de este estudio es un presupuesto necesario para una actuación eficaz en la gestión psicosocial en los entornos del trabajo autónomo, pero no una condición suficiente. En consecuencia, entre los principales retos para mejorar los sistemas y políticas de prevención de riesgos psicosociales en los entornos de trabajo y de promoción de la salud mental laboral están, sin duda alguna, incluir la protección de los riesgos psicosociales en el trabajo autónomo. Un desafío nada fácil de realizar, pero que es de los que merecen la pena y en él deben comprometerse todos los sujetos e instituciones de la prevención de riesgos laborales, también, en el plano científico, de las entidades de creación de conocimiento como el LARPSICO. En el futuro inmediato el IAPRL, a través de su red de laboratorios, deberá configurar como un ámbito específico de intervención la protección eficaz de la seguridad y salud en los entornos de trabajo autónomo en general y de la salud psicosocial en particular.
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