[LADEP] Los trastornos musculoesqueléticos y su relación con riesgos específicos en trabajadores agrarios

Sobre el 90% de los trabajadores agrarios manifiesta haber sufrido algún tipo de dolencia derivada de su trabajo, principalmente en cuello, espalda y rodillas
Andalucía, 08/09/2023

Los trabajadores agrarios constituyen un colectivo muy importante en un país como España, que se sitúa en la actualidad como uno de los principales productores hortofrutícolas a nivel mundial. Sin embargo, muchas veces no somos conscientes de los riesgos a los que se exponen día a día en el desempeño de sus funciones y las consecuencias sobre su salud. Una de las principales son los trastornos musculoesqueléticos (TME), que afectan a músculos, tendones, ligamentos y nervios, y que se manifiestan comúnmente en forma de dolor e inflamación en diferentes partes del cuerpo. Los TME son uno de los principales problemas de salud relacionados con el trabajo a nivel mundial. Se estima que afectan a millones de trabajadores en todos los sectores económicos. Sin embargo, a pesar de su amplia prevalencia, los TME siguen siendo en gran medida una epidemia silenciosa entre los trabajadores agrarios.

Los síntomas más comunes de los TME son dolor e inflamación en las articulaciones y músculos, entumecimiento, hormigueo, pérdida de fuerza y limitación de movimientos. Las partes del cuerpo más afectadas suelen ser la espalda, el cuello, los hombros, codos, muñecas y rodillas. Entre los TME más frecuentes podemos encontrar la lumbalgia, cervicalgia, epicondilitis, síndrome del túnel carpiano, tendinitis o bursitis.

Los TME representan un grave problema de salud pública, no solo por el sufrimiento que ocasionan a los trabajadores, sino también por sus elevados costos económicos y sociales derivados del absentismo laboral, la disminución de la productividad y la necesidad de tratamientos médicos prolongados.

Diversos estudios coinciden en señalar que los trabajadores agrarios presentan índices particularmente elevados de TME en comparación con otros grupos laborales. Una investigación realizada con 445 trabajadores y trabajadoras agrícolas del olivo en Jaén reveló que el 88% habían padecido molestias musculoesqueléticas durante el último año (Barneo-Alcántara et al., 2020). Otro estudio con 2595 trabajadores agrarios canadienses revelo una prevalencia generalizada de la artritis, manifestando dolencias en alguna parte del cuerpo el 85% de los trabajadores, y siendo las zonas más afectadas la región lumbar (58%), hombros (44%) y cuello (40%) (McMillan et al. 2015). Del mismo modo, en Tailandia, una investigación con 861 recolectores de fruta halló problemas musculoesqueléticos en el cuello asociados a trabajadores con más de 10 años de experiencia laboral (Thetkathuek et al. 2018). Siendo los TME una afección generalizada, afectando a los trabajadores del sector en general, con indiferencia del país de residencia, aunque estos porcentajes se pueden ver agravados conforme disminuyen los recursos y aumenta las cargas de tareas manuales.

Investigadores de las Universidades de Almería y Sevilla, en España, han realizado varios estudios para evaluar y caracterizar los TME en trabajadores agrarios, centrándose en el cultivo del olivo y el pimiento bajo invernadero. Sus hallazgos muestran que estos trastornos son muy frecuentes en este sector y que existen ciertos factores de riesgo que favorecen su aparición (Barneo-Alcántara et al., 2020, 2021; Gómez-Galán et al., 2021). Las tareas agrícolas conllevan una alta carga física al realizarse mayoritariamente de forma manual. Los investigadores aplicaron métodos de evaluación ergonómica como OWAS (Ovako Working Postures Assessment System) y RULA (Rapid Upper Limb Assessment) para analizar las posturas adoptadas por los trabajadores. Los resultados evidenciaron que los trabajadores adoptan posturas perjudiciales para su sistema musculoesquelético, estando en grave riesgo de desarrollar TME. Las partes del cuerpo más afectadas fueron la espalda y las piernas. Por ejemplo, durante la recolección del pimiento los trabajadores deben agacharse frecuentemente, lo que implica forzar la postura de la espalda. Además, muchas tareas resultaron ser repetitivas, como atar los hilos de sujeción de las plantas o la propia recolección (Gómez-Galán et al., 2021).

Por otro lado, en el estudio realizado sobre trabajadores del olivar en Jaén se aplicó el Cuestionario Nórdico Estandarizado a 445 trabajadores para evaluar molestias musculoesqueléticas, evidenciando que un 88.8% de los encuestados manifestó haber sufrido algún tipo de dolencia, principalmente en cuello, espalda y rodillas (Barneo-Alcántara et al., 2020). El estudio identificó una serie de factores de riesgo que propician la aparición de TME:

Posturas forzadas: la recogida manual de frutas y hortalizas obliga a flexiones e inclinaciones constantes de espalda y extremidades.

  • Movimientos repetitivos: como los realizados en la ordeña, el cultivo o la cosecha.
  • Manipulación manual de cargas: al transportar y levantar sacos, cajones u otros recipientes con los productos agrícolas.
  • Exposición a vibraciones: por el uso de maquinaria y vehículos como tractores o cosechadoras.
  • Condiciones climáticas adversas: frío, calor, humedad, que generan estrés físico.
  • Largas jornadas laborales: con escasos períodos de descanso y recuperación.
  • Otros: uso de herramientas inadecuadas, ritmos de trabajo elevados, tareas monótonas.

Estos factores de riesgo no actúan aisladamente sino de manera combinada, incrementando su efecto perjudicial sobre el sistema musculoesquelético de los trabajadores. Además, en las explotaciones agrarias suelen ser difíciles de controlar en la actualidad.

En el mismo estudio, se analizó si el tipo de cultivo influía en la prevalencia de TME. Se comparó el cultivo tradicional del olivar, con escasa mecanización, y los sistemas intensivos altamente mecanizados. Los resultados sugieren que la mecanización reduce la incidencia de trastornos musculoesqueléticos, al aliviar gran parte de la exigencia física que soporta el trabajador (Barneo-Alcántara et al., 2020).

Los TME no tratados adecuadamente pueden derivar en daños y discapacidades permanentes que obligan al trabajador a cambiar de puesto e incluso de profesión. Uno de los principales problemas son las discapacidades relacionadas con el dolor crónico musculoesquelético, que afectan gravemente la calidad de vida de los agricultores. Siendo las discapacidades más frecuentes en regiones rurales y en trabajadores de más edad, con menor formación y sometidos a condiciones laborales desfavorables. Se estima que la prevalencia de discapacidades relacionadas con TME es 4 veces superior entre trabajadores agrarios que en la población general (Perez-Alonso, 2021), suponiendo un evidente deterioro para la salud y la calidad de vida de los trabajadores agrarios. Lamentablemente, no suelen buscar atención médica por estos problemas, que pasan desapercibidos y sin un adecuado tratamiento. A esto se suma que muchos carecen de cobertura sanitaria o tienen dificultades para acceder al sistema de salud (Barneo-Alcántara et al., 2021).

Ante esta situación, los investigadores recomiendan implementar medidas preventivas como la formación de los trabajadores, la rotación de tareas, el rediseño ergonómico de herramientas y puestos de trabajo, introducir pausas durante la jornada o fomentar su buena condición física (Barneo-Alcántara et al., 2020; Gómez-Galán et al., 2021). También destacan la necesidad de más estudios enfocados en este problema de salud laboral, sobre todo en países en vías de desarrollo, donde la situación puede ser alarmante. Una mayor investigación permitiría diseñar intervenciones adaptadas al sector agrario para reducir los TME de forma efectiva (Barneo-Alcántara et al., 2021). Es necesaria una mayor concienciación por parte de empresas, autoridades sanitarias y los propios trabajadores, para aplicar las medidas preventivas adecuadas y evitar un deterioro prematuro de su salud

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