[LARPSICO] Personal de hostelería “a la fuga”: ¿cambiar de trabajo para mejorar el bienestar, reduciendo el estrés y consumos problemáticos?

Andalucía, 14/06/2022
  • "Si quieres criar a tus hijos tienes que dejar el sector"
  • "Llevo seis meses en el sector sanitario, ahora, al menos, no tomo medicación contra la ansiedad"

Sector turístico

Cuando el sector turístico está en el inicio de una temporada de verano que se augura de “récord”, pese a la manifiesta subidas de precios, el problema de la escasez de personal adquiere crecientes dimensiones e inquieta notablemente al sector. La constatación de una significativa precariedad en las condiciones de empleo y trabajo de una parte importante de las personas que trabajan en este sector, en especial en el de la hostelería, está teniendo un “efecto migratorio” o de movilidad de personas hacia otros sectores de actividad, por la mayor seguridad en el empleo que proporcionaría y por las mayores facilidades para conciliar la vida laboral y familiar que concedería, aun con salarios equivalentes a los del sector de hostelería, a veces incluso algo menor: “Si quieres criar a tus hijos tienes que dejar el sector” -reconocen muchas personas de este sector-. De este modo, al estrés diario y al agotamiento profesional, muchas personas en este sector valoran cada vez más la falta de expectativas de mejora en el futuro para poder conciliar la vida profesional y la vida personal, en especial el cuidado de personas a su cargo, tanto menores como, cada vez más, mayores.

De ahí que, como se dice gráficamente, decidan abandonar un barco cuando, paradójicamente, este coge una mayor velocidad, una “velocidad de crucero”. No es un problema menor, en la medida en que afectaría a más de 50.000 personas, la cifra de personal en el sector de hostelería que aún faltaría por regresar respecto del volumen de empleo anterior a la pandemia. Afecta a diferentes categorías profesionales, no solo a personal camarero (también a recepcionistas, personal cualificado de cocina, etc.). Los horarios imposibles, pues, se sumaría a los bajos sueldos para varias “legiones” enteras de personas haya migrado a otros sectores: comercio, jardinería, reparación de barcos...

Aunque se discrepa en las soluciones, pues para unos la solución está en corregir la precariedad laboral existente, que exige no solo mayores retribuciones sino mejoras en las condiciones para facilitar el bienestar psicosocial (ej. posibilidades de conciliación, disposición de tiempo personal, mejora de opciones en la promoción profesional, seguridad en el empleo), para otros el problema sería más complejo. El déficit de personal vendría por falta de la debida cualificación, por lo que la fórmula de “pagadles más” sería insuficiente, además de difícil en un sector que compite por precios. Ahora bien, en lo que hay completo acuerdo es en lo dilatado de las jornadas laborales en este ámbito y sus evidentes efectos negativos en el bienestar de las personas en este sector, tanto en términos de dificultad para una conciliación razonable de vida personal, familiar y profesional cuanto de equilibrio entre la carga de trabajo y las posibilidades reales para afrontarlas sin ver perjudicada la salud física y mental.

Sector sanitario

Incluso al sector sanitario: "Llevo seis meses en el sector sanitario y ahora, al menos, ya no tomo medicación contra la ansiedad". En otros casos, el cambio de sector (aunque, ciertamente, el sanitario no está exento de problemas de presión por la gran carga de trabajo -sobrecarga- que acumula el personal sanitario, en especial medicina y enfermería, como hemos evidenciado en otras informaciones de estudios en materia) se vincula a una búsqueda de mayor bienestar mental en el trabajo. El exceso de carga de trabajo, y cierto deterioro de condiciones ambientales, sobre todo en detrimento del bienestar sociolaboral de las mujeres, como el sexismo (miradas, comentarios), aunque no llegue a ser muchos casos acoso propiamente [lo que sí sucedería para el 13 por cien del personal en este sector], no solo sería causa de la elevación del estrés, sino que, a fin de soportarlo, también promovería un uso problemático de los hipnosedantes.

Tampoco se trata de un problema aislado. La clara prevalencia femenina en estos consumos nocivos para la salud y en determinados sectores de trabajo, aquellos más feminizados, está constatada por las sucesivas Encuestas sobre consumo de sustancias psicoactivas en el ámbito laboral en España. En suma, parece claro que la mejora de las condiciones de empleo y de trabajo no solo servirá para garantizar el equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo en el mercado turístico, facilitando su sostenimiento e incluso su aumento, en aras de la mejora económica, sino también el equilibrio debido para el bienestar personal. Una vez más, salud y economía van de la mano.

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