Padecer un ciberataque en el sistema informático de una organización (empresa o institución pública) está, lamentablemente, a la orden del día y se ha convertido en un “riesgo tecnológico y social global” propio de la era digital.
El 50% de profesionales de ciberseguridad sufre ataques de ansiedad
Buena prueba de ese riesgo global es que la SAN 37/2022, de 14 de marzo, ha considerado un ataque cibernético a una empresa como un riesgo imprevisible e/o inevitable, esto es una fuerza mayor a los efectos de solicitar un ERTE. En ella da la razón a varias empresas de “Contact Center” del Grupo Ilunion, validando sendos ERTE presentados –de forma pionera- por fuerza mayor (ERTE/FM) a causa de un ciberataque en el verano del año pasado.
Ahora bien, la presión que genera este peligro constante, e incremento, es tal, que está teniendo importantes consecuencias en las personas que tienen la competencia profesional de su gestión. En este sentido, en estudios recientes se llega a cifrar en un profesional de la ciberseguridad de cada dos que sufriría ataques moderados o graves de ansiedad, hasta el punto de que, en cada vez mayores casos, piensan en la dimisión profesional.
"Factor de riesgo laboral" para las personas empleadas
Comprobamos, de este modo, la constante ambivalencia asociada con los progresos en el ámbito de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC). Al tiempo que “factor de protección” de las personas y de las empresas (ciberseguridad) pueden igualmente mutar, si no se hace la debida gestión psicosocial, en un “factor de riesgo laboral” para las personas empleadas. Una vez más, la promoción de lo primero (protección) y evitación de lo segundo (riesgo) depende de la capacitación, de la formación dada.
En este sentido, son cada vez más las empresas que integran en sus contenidos formativos relacionados con el trabajo los relativos a la ciberseguridad. En este sentido, hemos conocido que BBVA ha formado a más de 60.000 personas empleadas a tal fin. Naturalmente, esta capacitación, que es una obligación de la empresa, también servirá para evitar la actual tendencia a utilizar el poder disciplinario en estas situaciones. Hemos conocido también en estos días que una de cada cuatro personas trabajadoras pierde su puesto de trabajo debido a errores de ciberseguridad.
Como es obvio, esta situación añade un factor de incertidumbre y presión adicional a las personas empleadas que hace no solo conveniente, sino urgente, incluir la gestión de ciberseguridad como uno de los principales factores de riesgo psicosocial de nuestro tiempo, en el que la digitalización coloniza todas nuestras vidas, también el trabajo.
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