- El 8% de los profesionales de la sanidad española tuvieron ideas suicidas durante la pandemia
- El Congreso, a través de una PNL, contempla la creación de un permiso retribuido para acompañar a personas con intentos suicidas.
Aunque en la “radiografía del suicidio en España” se pone énfasis -con razón- en el mayor riesgo de la población juvenil, también en su insuficiente prevención, no hay duda de que, al igual que hay territorios con mayor prevalencia que otros, también, en el ámbito del trabajo, hay sectores de actividad con más incidencia del riesgo de suicidio que otros. Sería el caso del sector bancario, en el ámbito privado, o de la guardia civil, y la policía nacional, en el ámbito público. Pero también en el sector profesional sanitario. De ahí la atención que venimos prestando a esta importante cuestión en varias secciones de este Observatorio.
Sin duda, la pandemia ha tenido una influencia notable en esta prevalencia, pero también diferentes problemas cronificados relativos a sus negativas condiciones laborales y el reducido apoyo institucional que perciben. Los datos aportados recientemente lo acreditarían (ejemplo: Red Nacional de Psicólogos para la prevención del Suicidio). En el año 2021:
- una de cada 2 profesionales sanitarios (de medicina y enfermería) padecía situaciones de estrés severo
- E1 de cada 4 sufría depresión grave o extremadamente grave
- El 8% tuvo ideas suicidas
El año 2022 multiplica las situaciones de agotamiento profesional o síndrome de burnout. A lo que se sumaría el notable incremento (más del 40 por cien) de las agresiones y amenazadas por parte de
las personas usuarias (violencia externa en el trabajo), siendo, además, de mayor incidencia en las profesionales mujeres (perspectiva de género). De ahí que, desde el sector profesional sanitario, y desde la psicología especializada en el riesgo de suicidio, se demanden instrumentos preventivos mucho más eficaces:
"Lo ideal sería, en el escenario laboral, que yo como empleada tenga la capacidad para identificar las señales también, que pueda dar la voz de la alarma con discreción, aunque esa persona no haya pedido ayuda, conseguir de alguna manera, estando como estamos en centros sanitarios, que un psicólogo se pueda acercar, preguntar...".
Ni eficaz frente a los factores y riesgos psicosociales, de la implantación de un “protocolo de gestión del riesgo de suicidio” en estos entornos de trabajo, como prevé, con carácter general, el Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024.
Precisamente, acabamos de conocer que, en España, el Congreso ha aprobado por unanimidad una Proposición No de Ley (PNL) en la que, entre otras propuestas, incluye la de crear un permiso laboral para acompañar a personas en riesgo de suicidio, sin duda uno de los principales trastornos vinculados a problemas de salud mental en la población. La medida contempla dos semanas de permiso retribuido (no queda claro si se cubrirá por la seguridad social) y podrá ser concedido por profesionales sanitarios. Aunque, como vemos, tampoco estos están exentos de este riesgo y de la necesidad de contar con apoyo suficiente para identificar el riesgo y desactivar los principales factores incidentes, sea en el ámbito laboral sea en el social o personal (dimensión multicausal del riesgo de suicidio, de la población en general, y laboral en particular). El LARPSICO seguirá comprometido con la visualización social, y científico-técnica, de este problema de salud pública, pero también de salud laboral, tratando de ofrecer información y de aportar soluciones, en la -modesta- medida de sus posibilidades.
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