[LARPSICO] Minimizar el estrés laboral evitaría casi el 20% de los trastornos depresivos, según un reciente Estudio

Andalucía, 13/07/2022

Tanto la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) como la OMS (Organización Mundial de la Salud) coinciden en señalar a las patologías neurológicas (las “enfermedades del cerebro”) como la principal causa de discapacidad de las personas en los países occidentales. Sin embargo, aunque su investigación cuenta ya con más de un siglo de historia, las “enfermedades del cerebro” continúan entre las más incomprendidas y difíciles de tratar de todas, siguen siendo un “enigma”. Como es común en todo lo que se desconoce, unas enfermedades de este tipo son especialmente temidas, las de mayor gravedad, y otras, tenidas por menos significativas, banalizadas, siendo lo más frecuente confundir un tipo de trastornos del ánimo con otros similares, pero que no deberían confundirse entre ellos. Y todo ello pese a la consolidación de los sistemas de clasificación diagnóstica a nivel internacional (CIE-11 o DSM-5), que facilitó el uso de un lenguaje común, más o menos fiable, en lo que a veces parece una “Torre de Babel”.

Por eso, en este contexto de extraordinaria importancia de las enfermedades de carácter psicosocial (o mental), pero persistente incertidumbre sobre sus diagnósticos y sus terapias, son especialmente bienvenidos los Estudios científicos que ayudan a saber y conocer más tanto de sus factores de riesgo como de las formas de prevenirlos, a fin de evitar o reducir a la mínima expresión la prevalencia de estas patologías. Máxime si, dentro de la amplia y heterogénea gama de factores incidentes en la mejor o peor salud mental de las personas (individuales o personales -genéticos, personalidad…-, sociales, laborales, familiares, etc.) tienen como principal objeto pondera la prevalencia de unos sobre otros, indicándonos los de mayor incidencia (“peso”). Sería el caso, precisamente, del reciente Estudio publicado en la revista “Molecular Psychiatry”, en virtud del cual, si se minimizara suficientemente la carga de estrés acumulada en el mundo del trabajo se evitarían al menos 2 de cada 8 casos de trastornos depresivos.

Así, se desprende de un Estudio realizado, por un amplio grupo de personas investigadoras de diversos países, incluida España, a partir de la revisión sistemática de los principales análisis disponibles en la literatura científica en materia, evaluando su calidad para verificar que los resultados puedan ser homogéneos y concluyentes. Lo más original del Estudio reside en su finalidad de seleccionar, entre el enorme cúmulo de factores incidentes en la “buena-mala” salud mental de las personas, aquellos factores de riesgo que, modificables (a diferencia de otros, como los de origen genéticos), tienen una mayor influencia en la prevención primaria del trastorno, si se elimina o se minimiza. La importancia del estudio es que trata de aportar una estimación cuantitativa, esto es, aporta un determinado porcentaje de incidencia en esa prevención.

Entre la variada gama de factores de riesgo que manejan y evalúan, uno de los más destacados es el “estrés en general”, el estrés laboral en particular. Precisamente, en relación con este último, se afirma que un programa de reducción del estrés laboral al 50% llevaría a una reducción de las patologías depresivas entre el 8% y el 10%, por lo que eliminarlo en su dimensión tóxica, patológica, no en la “normalizada”, positiva (capacidad para la reacción adecuada a situaciones desafiantes), podría llevar a una reducción de este tipo de patologías entre el 18 y el 20%. A partir de esta identificación de factores de riesgo y selección de los más prevalentes se podrán crear alertas, lo más precoces posibles, para aislarlos y eliminarlos. Aunque se reconoce las limitaciones de la investigación (sobreestimaciones o subestimaciones en la prevalencia de factores de riesgo, así como las mayores dificultades para la plena eficacia en el mundo real de las intervenciones preventivas específicas dirigidas a estos factores), es clara su utilidad de reafirmar la importancia de los factores de entorno o ambiente y la intervención en ellos

En suma, una vez más del “burnout” (que la OMS incorporó en su actualización última de la CIE-11 como un problema exclusivamente relacionado con el trabajo (pdf), en vigor desde el 1 de enero de 2022) a la “depresión”, patologías prevalentes de nuestra época, n estudio científico evidencia, y estima, que la carga de estrés en el entorno de trabajo tiene una significativa incidencia en los problemas de salud mental de las personas, su minimización, sería, pues es esencial para la mejora del bienestar psicosocial. De ahí la importancia de las acciones de prevención de riesgos psicosociales en el trabajo, conforme a los sistemas de gestión previstos en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: ritmos adecuados, cargas de trabajo ajustadas, descansos, entornos laborales amables (competencias de gestión comunicativa), facilidades para conciliar con las cargas familiares, son medidas, entre otras, para mejorar la gestión del estrés en los entornos de trabajo.

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