[LARPSICO] ¿Sobrecarga de trabajo previa a las vacaciones de verano?: Cómo organizar los equipos para evitar quemarse antes del descanso

Andalucía, 14/07/2022
  • Que el estrés aumenta con la carga de trabajo es una evidencia. Lo reseñable es que se intensifique en el preludio de las vacaciones de estío para muchas personas, precisamente por la multiplicación de sus tareas antes de disfrutar del merecido y ansiado descanso anual. Algunas empresas adoptan protocolos para evitar este factor de riesgo de quemarse en el trabajo para poder salir de vacaciones

El disfrute del periodo vacacional anual, ahora que llega el caluroso verano, no solo es un derecho básico de todas las personas trabajadoras (por cuenta ajena; art. 38 Estatuto de los Trabajadores), tanto que no es compensable económicamente, sino una necesidad, tras un periodo de trabajo productivo intenso, que la inmensa mayor parte de las personas (y sus familias) aguardan con anhelo. Por supuesto, este periodo en modo alguno puede improvisarse. Requiere de un acuerdo entre empresa y persona trabajadora (de conformidad con lo establecido en su caso en los convenios colectivos sobre planificación anual de las vacaciones), publicándose el calendario de vacaciones en cada empresa y conociéndose las fechas que correspondan en cada caso dos meses antes, al menos, del comienzo del disfrute

Por supuesto, el periodo vacacional anual puede crear oscilaciones incluso en la actividad normal de la empresa, generando desajustes temporales entre la carga de trabajo a afrontar y el personal del que se dispone para desarrollarlo. La reforma laboral ha sido sensible a estas eventuales situaciones y ha ofrecido soluciones contractuales para gestionar esos desajustes (art. 15.2 Estatuto de los Trabajadores). La doctrina del Tribunal Supremo también ha puesto de relieve en más de una ocasión que el periodo vacacional implica una situación previsible para la empresa, dado que se conoce con un tiempo suficiente de anticipación. Lo que debe facilitar su gestión a efectos productivos y a efectos de adecuada adaptación de las cargas de trabajo entre el personal (ej. STS, 4ª, 745/2019, 20 de octubre)

Naturalmente, como reconocen desde el sector de consultoras especializadas en el asesoramiento a compañías para la mejora del bienestar de su personal, no existe un único modo para abordar la gestión de las vacaciones anuales, sino que cada empresa tiene sus propias pautas y se ordena atendiendo a una amplia gama de factores. En todo caso, todas coinciden en indicar que el mejor modo para aliviar este factor añadido para las personas empleadas de presión es planificarlo de modo expreso, a través de:

“organizar un buen calendario de vacaciones a fin de que la carga de trabajo esté correctamente repartida, concertar una vuelta del trabajo a mitad de semana, para que la reentrada sea más suave, ser más flexible gracias a las herramientas del teletrabajo, que permiten una desconexión y una reconexión más paulatinas, la aplicación de jornadas reducidas, etc.” (Míriam Martín, Directora de Marketing y Comunicación).

Qué duda cabe que la digitalización debe ayudar, facilitando la implantación de metodologías y procedimientos de trabajo colaborativo más eficaz, al permitir mayores oportunidades o posibilidades de compartir tareas y actividades, con lo que se facilitará una distribución más sencilla, rápida y cómoda del trabajo durante el tiempo vacacional. En consecuencia, a través de estos instrumentos, no solo se podrá llegar en condiciones más cómodas al ansiado momento de iniciar las vacaciones, sino incluso de desconectar en sentido auténtico, genuino (los estudios evidencian que un cuarto de las personas no desconecta de su trabajo durante sus vacaciones anuales), al tener certeza de que todo ha quedado organizado de la mejor forma posible. Cerrar de forma clara todos los asuntos pendientes, o dejarlos adecuadamente delegados, es clave a tal fin.

Pero con alguna frecuencia la situación no es esta, sino que encontramos a un buen número de personas que padecen un nivel de presión, ansiedad y estrés superior. En tales casos, el alivio que podría suponer la proximidad vacacional para afrontar con eficacia lo que resta de actividad hasta empezar las vacaciones, se convierte en una fuente adicional de estrés, al exigir “atracones”, que dificultan incluso la desconexión posterior. El estado de cansancio generado en tales días previos puede conllevar un plus de sufrimiento de estrés que, de no gestionarse adecuadamente, podría llegar a arruinar una parte de las vacaciones, los primeros días, con lo que mermaría la utilidad de ese periodo vacacional y, en consecuencia, también perjudicará a la empresa, pues la falta de descanso efectivo hará la vuelta más complicada e ineficiente.

De ahí que, en las empresas de mayor tamaño, se ponga el acento hoy en los denominados “sistema de handover” (cesión del control y responsabilidad sobre algo), en virtud de los cuales traspasar de forma ordenada las tareas a otras personas del entorno laboral. Cierto, en empresas pequeñas se precisará más autogestión

En consecuencia, para la mayor parte del tejido empresarial español, forjado con PYMES, esta planificación racional y saludable del tránsito desde el trabajo productivo al tiempo de ocio veraniego será más compleja, pero es posible. Y a tal fin, las personas expertas en gestión de personal insisten en plantear esta cuestión no como problema, sino como una cuestión más de organización y gestión del trabajo, previendo diferentes alternativas. La propia digitalización de nuestros entornos, abrirán las posibilidades de una gestión más flexible, al hacer más suave el tránsito desde la actividad productiva a la desconexión, incluso alguna “reconexión puntual” si fuese estrictamente necesaria.

En este caso, hay cuidar que no resulte contraproducente esa digitalización de nuestros tiempos de vida, ahuyentado el riesgo de diluir tiempo de trabajo y tiempo para el descanso anual. Las vacaciones de verano deben ser eso, vacaciones, tiempo de ocio, no “trabacaciones” (neologismo que expresa prácticas en las que se trabaja en vacaciones, conocido también con el anglicismo workcation”). En cualquier caso, como ha recordado recientemente un tribunal, ignorar eventuales correos llegados desde la empresa durante las vacaciones de verano nunca puede justificar una represalia, incluso un despido, por no atenderlos, dado el derecho a la desconexión digital vacacional respecto del trabajo (STSJ Madrid, 21 de febrero de 2022)

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