Un navío cargado de palomas y especias : antología

Información general

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Autoría
Pablo García Baena; Selección, notas y estudio preliminar Guillermo Carnero
Editado por
Consejería de Cultura
Responsable de la edición
Publicado en
Sevilla
Año de publicación
2018
Precio
1,5 euros
Tipo
Libros
Soporte
Papel
Ref.
121 p. ; 21 cm.
Idioma
Español
ISBN
978-84-9959-288-6
Materias
Literatura, Libro y lectura

Resumen de la publicación

Pablo García Baena (Córdoba, 29 de junio de 1921-Córdoba, 14 de enero de 2018) es, por si mismo, uno de los poetas más singulares de su tiempo y de este país. Restauró, en la intimidad de sus versos, el rastro perdido entre la Generación del 27 y sus contemporáneos, con una guerra civil de por medio. Sin embargo, supo coincidir con otros poetas y artistas que compartieron esa misma convicción lírica y que, como confirma Hughes, desde el solitario Grupo Cántico, asumieron su condición de tercera España poética, “entre la oficialidad neoclásica de Garcilaso y la poesía social de «Espadaña». No debió ser fácil encontrar el equilibrio en aquella atmósfera cargada de la posguerra, cuando comenzó a escribir y a dar a conocer sus versos –y también sus dibujos–, junto con sus compañeros de viaje, Ricardo Molina, Juan Bernier o el pintor Ginés Liébana, a quienes sumaría luego la complicidad distinta de Mario López, Vicente Núñez o María Victoria Atencia, entre otros defensores de la belleza contra viento y marea. Tan turbias bajaban las aguas de aquella época que hizo falta que los novísimos reivindicaran su legado. De ahí que él mismo propusiera a Guillermo Carnero como antólogo para su cumplida conmemoración como Autor del Año en Andalucía a lo largo de 2018, una distinción justa y justificada que quisimos hacerle desde la Consejería de Cultura a través del Centro Andaluz de las Letras. García Baena aseguraba que era un poeta vago que había publicado poco. Sin embargo, cabía contradecirle y asegurar que su obra es precisa, aunque nunca nos resulte suficiente. Y que lo que nos ha dejado escrito, a través de sus libros y versos sueltos, constituyen toda una cosmovisión particularísima, original, a pesar de beber de otras fuentes o, mejor dicho, porque eligió bien las fuentes de las que beber debía. Era el poeta, dicen, del culto a la palabra, pero no buscaba en ella tan sólo un escaparate sino un escalpelo con el que profundizar en el alma humana, en sus preguntas más íntimas, en la búsqueda de un dios que anidaba sin duda en la belleza. A su juicio, la poesía era “misterio y precisión”. Sobre esos dos valores basculan estas páginas, que nos brindan una cumplida perspectiva de su obra, que refleja sin duda las entretelas de su biografía pero que también sobrevivirá presumiblemente a nuestro tiempo. Su poesía excede a su propia cronología y brinda a las generaciones futuras la percepción de que es posible la resistencia frente a la destrucción, que el barroco convive con la sencillez y que la fe más profunda consiste en creer en los nuestros. Pablo García Baena era, sin duda, uno de ellos, un hombre que llevaba la luz y le seguíamos. Esa llama sigue encendida en sus poemas.

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