Nazareno de la Sangre. Iglesia de San Zoilo. Antequera, Málaga

Información general

Tipología
Escultura
Provincia
Málaga
Municipio
Antequera
Autoría

Atribuido a Diego de Vega

Situación Legal
La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural por disposición de 17 de mayo de 1973 (BOE del 5 de junio de 1973)
Cronología
Siglo XVI
Dimensiones
170 x 71 x 74 cm
Material
Pino
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
 

Bibliografía relacionada

Llordén, A: "La cruz de plata y carey de Ntro. P. Jesús de la Sangre" El sol de Antequera, 1981; Romero Benítez, J.: Guía Artística de Antequera, Antequera, 1989, p. 336; Escalante, J.: "Documentos sobre Antonio Mohedano y el círculo artístico Antequerano del s. XVI. Nuevas aportaciones", Revista de Estudios Antequeranos n.º 1, 1995

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Datos históricos

El Nazareno de la Sangre de Antequera pertenece, al igual que la imagen del Cristo Verde, antes reseñada, a la Cofradía de los Estudiantes. Hasta hace poco se venía manteniendo la atribución a Pablo de Rojas que hizo Emilio Orozco. En fecha reciente, José Escalante replanteó el tema al afirmar que existen en Antequera y Archidona un grupo de esculturas del último tercio del siglo XVI con las características del arte de Rojas; entre ellas, el Crucificado del convento de San Agustín -hoy en la iglesia de Santo Domingo de Antequera- y el Crucificado de la iglesia de Santa Ana de Archidona. Documentalmente se sabe que estas imágenes son del escultor Diego de Vega, al igual que el Nazareno del Dulce Nombre de Jesús de la iglesia de Santo Domingo de Antequera y de algunas otras obras desaparecidas. Todo ello hace pensar que este artista se formó en Granada, en el círculo de Pablo de Rojas y que debió montar taller en Antequera. Posiblemente el Nazareno de la Sangre corresponda a su primera época, donde se observan más los rasgos característicos propios de Rojas.

La imagen, de claro corte manierista, presenta el rostro con la mirada dirigida a su lado derecho, de bellas facciones, mirada perdida y llena de tristeza, carente de patetismo. El plegar de los paños de la túnica deja entrever las formas anatómicas. La figura muestra un dinamismo controlado, con la pierna izquierda ligeramente avanzada y la derecha algo flexionada, como si fuera a dar el siguiente paso.
 

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Estado previo

En la escultura se hacían patentes los daños derivados del uso como imagen devota y procesional y las intervenciones, más o menos acertadas, realizadas a lo largo de su historia. En una intervención antigua se insertaron, como refuerzo, dos pletinas metálicas en el hombro que soporta la cruz y se repararon algunos desperfectos con clavos de forja: una fractura del brazo izquierdo y el ensamble del brazo derecho a la altura del codo. También se retocó la túnica, algunas zonas puntuales y toda la superficie del hombro y brazo izquierdo hasta la altura del codo con pintura al temple. En el siglo XVII se colocaron los ojos de cristal y las pestañas postizas, que en la actualidad no existen, y posiblemente se repintó el rostro con una policromía de gran calidad y tonalidad marfileña. Posteriormente se repintaron, con un tono muy anaranjado, las manos, pies y nuevamente el rostro. Y es probable que fuera en esta ocasión cuando introdujeron una galleta de madera a modo de cuña en la muñeca de la mano derecha para que no rozara con la cruz. Aún tuvo más modificaciones, como la eliminación del último repinte de la cara, del cual aparecieron restos durante la restauración. Por último en 1983, con motivo del centenario de Juan de Mesa, se repusieron las falanges que le faltaban, se limpiaron las carnaciones, se reintegraron las pérdidas y se aplicó un color rojo imitando el bol en la túnica y puntualmente se reintegraron los motivos del estofado.

La madera presentaba ataque de xilófagos -la peana era una de las zonas más afectadas-, numerosos agujeros y grietas y gran cantidad de puntas en la cabeza para sujetar una peluca. En la policromía existían levantamientos y pérdidas -sobre todo en manos y pies-, fuertes cuarteados y repintes en toda la superficie, que en el rostro y cuello habían sido aplicados directamente, sin preparación. A nivel superficial se observaban los barnices oxidados y acumulaciones de cera y suciedad.

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Descripción de la intervención

Tras la realización de los estudios previos pertinentes que determinaron la naturaleza de los desperfectos y los criterios a seguir para su tratamiento, se llevó a cabo el proceso de restauración, que consistió fundamentalmente en la eliminación de los elementos metálicos, la desinsectación y consolidación de la madera, la fijación de los distintos estratos y la revisión de los sistemas de anclaje de la imagen a la cruz. En la policromía se efectuó su limpieza y se eliminaron los repintes realizados con pintura al temple y los posteriores al siglo XVII, excepto en los pies, donde los restos de policromía subyacente eran tan escasos que no permitían el levantamiento del repinte anaranjado que presentaba. Las lagunas se estucaron y las pérdidas de color se reintegraron teniendo en cuenta que se trata de una imagen de culto. En las carnaciones se utilizaron acuarelas y pigmentos al barniz por medio de punteado; en los estofados, témpera y acuarela mediante falso estofado. En las zonas donde faltaban la capa de oro y el bol se combinaron ambos procedimientos. Por último se aplicó una capa de protección generalizada.
 

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
M.ª Begoña Bravo Fernández
Dirección y ejecución
M.ª Begoña Bravo Fernández
Periodo de ejecución
-
Inversión
10.217,21 euros
Financia
Consejería de Cultura
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