Cristo Verde. Iglesia de San Zoilo. Antequera, Málaga

Información general

Tipología
Escultura
Provincia
Málaga
Municipio
Antequera
Autoría

Jerónimo Quijano

Cronología
Siglo XVI
Dimensiones
136 x 133 cm
Material
Ciprés
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
 

Bibliografía relacionada

Fernández, J. M.ª : Las iglesias de Antequera, Málaga, 1943; Romero Benítez, J.: Guía Artística de Antequera, Antequera, 1989, p. 330; Escalante, J.: "El círculo escultórico antequerano del siglo XVI", Revista de Estudios Antequeranos, n.º 2, 1993; Escalante, J.: "Documentos sobre Antonio Mohedanoy el círculo artístico Antequerano del s. XVI. Nuevas aportaciones",  Revista de Estudios Antequeranos, n.º 1,1995

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Datos históricos

El Cristo Verde de Antequera, llamado así por la tonalidad verdoso-marfileña de su policromía, es, junto a Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Sangre y Nuestra Señora de la Vera-Cruz, titular de la cofradía popularmente conocida como de los Estudiantes. La autoría de esta obra fue atribuida por José María Fernández a Jerónimo Quijano, discípulo de Jacobo Florentino. Posteriormente el profesor Juan Manuel Moreno ha encontrado un documento donde se hace referencia a la adquisición por parte del monasterio de San Zoilo de un crucificado de carnación sinople realizado por Jerónimo Quijano en 1543 para el convento de Franciscanos de Granada.

La imagen responde estéticamente a un primer renacimiento de claras influencias italianizantes, pero en la que todavía se expresan las últimas sacudidas del espíritu gótico. Pensada para ser colocada en un retablo, no para procesionar, representa a Cristo con el rostro sereno, carente de patetismo, con la cabeza algo mayor que lo que aconseja el canon clásico. El paño de pureza, de menudos plieguecitos y estofado en oro y marfil, es un ejemplo más de voluntad de clasicismo pero sin olvidar totalmente el gótico. El nudo y caída del mismo así como el mechón de pelo que reposa sobre la clavícula izquierda no son los originales sino que se deben a una intervención realizada en 1960 por Emilio del Moral. El Cristo ha padecido otras actuaciones, como las reposiciones de algunas falanges de los dedos y diferentes repintes realizados en distintas épocas. En 1983-84 se aplicó una capa de cera sobre toda la superficie y en 1987-88 se reintegraron algunas pérdidas de policromía.

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Estado previo

La escultura presentaba grietas, cuarteados en la policromía, con levantamientos en algunas zonas y riesgo de desprendimientos, de forma más patente en el costado izquierdo, pecho, hombros y rostro. Posiblemente por efecto del calor de una vela, la policromía cercana al codo derecho se encontraba arrugada y pulverulenta.

Otros problemas que se detectaban eran pérdidas por golpes y rozaduras, acumulación de elementos metálicos, sobre todo en la cabeza, como consecuencia de la utilización de una antigua peluca, oxidación de barnices, depósitos de suciedad y de cera y salpicaduras de pintura plástica verde ocasionadas al repintar la cruz.

Los ensambles aparecían en buen estado de conservación, salvo el que une el brazo derecho con el hombro, donde la pérdida de adhesión de las colas había producido la separación de ambas piezas.

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Descripción de la intervención

Después de los estudios y análisis previos, se extrajeron todos los clavos sin función y que dañaban la imagen. Se consolidó la madera y se llevó a cabo un tratamiento de desinsectación como medida preventiva ante un futuro ataque de xilófagos. Se fijaron los distintos estratos y, tras la limpieza de la zona, se ensambló nuevamente el brazo derecho con cuñas de pino Flandes y pasta de madera.

Se realizó una limpieza superficial y se levantaron los repintes y demás materiales ajenos a la obra, con lo que se hicieron visibles unos vellos pintados originalmente alrededor de los pezones, en el pecho y en las axilas, y que habían pasado desapercibidos al estar camuflados entre la capa de suciedad. El nudo del sudario se tomó la decisión de mantenerlo, puesto que el original está perdido y no hay constancia documental de cómo era y el que tiene en la actualidad ya se ha consolidado visualmente entre los fieles.

Las lagunas de preparación se estucaron y las pérdidas de color se reintegraron. En la encarnación, mediante un punteado de acuarela y en el nudo del sudario, siguiendo la técnica del falso estofado, es decir, aplicando el color -témpera blanca mezclada con acuarela de color- sobre la capa de oro con un pincel alrededor del motivo en cuestión. Posteriormente se ajustaron algunos tonos con pigmentos al barniz. Terminado este proceso y antes de dar una capa de protección, se diseñó un sistema de sujeción de las potencias mediante una caja de plata fija incrustada en la cabeza de la imagen y a ras de la superficie del pelo, de forma que no se aprecia a simple vista.

También se intervino en la cruz. A través de catas se pudo comprobar que los restos de pintura original eran muy escasos. Por ello se dejó la policromía que ofrecía en el momento de la restauración; tan solo se eliminaron los restos de pintura verde y los retoques con purpurina.
 

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
M.ª Begoña Bravo Fernández
Dirección y ejecución
M.ª Begoña Bravo Fernández
Periodo de ejecución
-
Inversión
10.217,21 euros
Financia
Consejería de Cultura
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