Inmaculada. Catedral de la Encarnación. Guadix, Granada

Información general

Tipología
Escultura
Provincia
Granada
Municipio
Guadix
Autoría
José de Mora
Situación Legal
La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural por disposición de 3 de junio de 1931 (GACETA del 4 de junio de 1931)
Cronología
Segunda mitad del siglo XVII
Dimensiones
173 x 60 x 66 cm
Material
Cedro
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución

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Datos históricos

Esta imagen de la Inmaculada procede de la iglesia del convento de San Francisco de Guadix. Fue trasladada a la sacristía de la catedral en los años 80. Iconográficamente guarda relación con otras dos tallas de José de Mora: la de San Isidro el Real de Madrid, destruida en 1936, y la de la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Granada.

El conjunto, formado por la Virgen y la bola del mundo con las cabezas de querubines, aparentemente soportado por cuatro ángeles, realmente se sustenta con un trípode de hierro formado por los cuernos invertidos de la Luna y el cuerpo de una serpiente. En fotografías antiguas la imagen aparecía con otra Luna colocada con los cuernos hacia arriba. Sin embargo, este elemento, que se ha encontrado en un trastero de la catedral, es un añadido de mala calidad de fines del siglo pasado o principios de éste.

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Estado previo

La talla está realizada en madera de cedro, aunque también se emplearon telas encoladas en los bordes de las vestiduras, cristal en los ojos de las distintas figuras y hierro en los cuernos de la Luna y cuerpo de la serpiente. Como elementos accesorios se conservaban algunas de las pestañas de la Virgen, una aureola o nimbo con nueve estrellas soldadas (otras tres se habían perdido) y varios trapos de raso colocados en las bocamangas. Estas telas, encoladas, evitaban que se salieran las manos de la Virgen, cuyas espigas se habían fracturado.

La escultura, compuesta por diversas piezas, se hallaba ligeramente agrietada pese a que las uniones se habían reforzado con telas encoladas, espigas de madera y abundantes elementos metálicos. La peana se había alabeado y además faltaba una de las tuercas de fijación de la Luna, lo que creaba inestabilidad en el conjunto.

En el manto de la Virgen se advertían orificios originados por los alfileres y cáncamos que sujetaban las telas con las que en ocasiones se cambiaba el vestuario de la imagen. Aún más visibles eran las abolladuras, astillamientos y, especialmente, las pérdidas de fragmentos: cuatro dedos de la mano izquierda de la Virgen; bordes del manto; mutilaciones en los querubines y ángeles, entre otras la casi totalidad de las alas; cabeza y parte del cuerpo de la serpiente; estrellas del nimbo, etc.

La policromía original era al óleo en las carnaciones, mientras que para los estofados de los ropajes y de la nube, para los elementos de hierro y para la peana se utilizó el temple. En el pelo, el color está aplicado directamente sobre la madera, sin preparación. Esta policromía se conservaba solo parcialmente y se encontraba oculta por repintes. En otros tiempos, durante las limpiezas y para refrescar los colores se habían utilizado materiales como goma laca, patata, cebolla o clara de huevo. Los dorados y plateados presentaban barridos por exceso de limpieza y, en la peana, repintes de purpurina.

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Descripción de la intervención

En general se decidió seguir un criterio de conservación antes que de restauración íntegra. Por ello no se reintegraron todas las pérdidas volumétricas existentes ni se recuperó la policromía que se consideraba original, aunque sí se eliminaron bastantes repintes de mala calidad.

Se recolocaron piezas deficientemente unidas, como las manos de la Virgen y brazos de algunos ángeles y se reintegraron los dedos de la mano izquierda de la Virgen con espigas de madera de sapeli y pasta de madera, además de otras pequeñas mutilaciones en los ángeles. En éstos se optó por no reintegrar los dedos de las manos ni las alas. En la Virgen también se colocaron pestañas de pelo natural, respetando las que aún conservaba. Las molduras que faltaban en la peana fueron rehechas en madera antigua de pino sin sangrar y colocadas de forma que se corrigiera el desnivel producido por el alabeo.

Se extrajeron diversas muestras para la realización de estratigrafías. En ellas se constató la superposición de hasta cuatro policromías en algunos elementos. Se decidió eliminar los repintes de mala calidad y respetar los que se correspondían con una misma intervención, realizados durante el siglo XVIII o a principios del XIX con materiales de buena calidad y aplicados con buena técnica. Así se eliminó la policromía al óleo del manto y se recuperó otra anterior al temple.

Para la reintegración cromática se utilizaron distintas técnicas: punteado en las carnaciones y peana, técnica cruzada en los dorados y plateados, rayado en el manto y tintas invisibles en las pequeñas lagunas. Se aplicaron dos capas de barniz como protección final, una anterior y otra posterior a la reintegración. En puntos estratégicos se han dejado pequeños testigos tanto de la policromía que se piensa es la original, como del color que ofrecía el manto antes de la eliminación del repinte.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Javier Bueno Vargas
Dirección y ejecución
Javier Bueno Vargas
Periodo de ejecución
-
Inversión
4.758,21 euros
Financia
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
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