Cristo de la Defensión. Convento de los Capuchinos. Jerez de la Frontera, Cádiz

Información general

Tipología
Escultura
Provincia
Cádiz
Municipio
Jerez de la Frontera
Autoría

José Esteve y Bonet

Cronología
1794
Dimensiones
209 x 146 x 48 cm; 439 x 198 x 63 cm (cruz)
Material
Pino
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución

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Datos históricos

En 1794 el padre fray Buenaventura de Cádiz encargó al escultor José Esteve y Bonet, académico de mérito en la Academia de San Carlos de Valencia, la realización de este crucificado para el convento capuchino de Jerez de la Frontera. En 1800 y tras varias ubicaciones dentro del templo, la imagen se colocó en un retablo construido expresamente para su exposición por Alonso García Carrillo. En fecha posterior a la Desamortización pasó en calidad de depósito a la Diputación Provincial, donde permaneció hasta su regreso, en 1955, al convento de los Capuchinos, su emplazamiento actual. Dos años más tarde se funda la Hermandad del Santísimo Cristo de la Defensión y María Santísima de la O, con la que procesiona.


El Cristo de la Defensión es un cristo muerto de cuatro clavos. No hay patetismo, se ha huido, al modo clásico, de la representación dramática pasional del Barroco.


El volumen general de la imagen se obtiene mediante dos grandes piezas verticales que configuran el torso y las piernas. Tanto el tórax como la cabeza, compuesta por otros dos tablones, presentan sendas cavidades internas. Los brazos se unen al embón mediante espigas. La sujeción a la cruz se realiza, además de con cuatro clavos en manos y pies, con un tornillo que, atravesando la cruz desde atrás, se introduce en la zona lumbar de la imagen.

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Estado previo

Los daños más graves que presentaba la escultura eran el debilitamiento de los ensambles de los miembros superiores, especialmente del brazo izquierdo, que permitía una gran oscilación, y la deficiente sujeción a la cruz, además de varios dedos fracturados, reparados y colocados de forma inadecuada.


En la policromía se advertían repintes, zonas con peligro de desprendimiento y pequeñas pero numerosas pérdidas. La zona más afectada por los repintes era la espalda, en un 60%. La imagen había sufrido quemaduras en el muslo derecho y zona izquierda del abdomen. En la parte anterior de ambos brazos se localizaban abrasiones producidas en las operaciones de izamiento para colocar la imagen en el paso. La aplicación de sustancias grasas había provocado el oscurecimiento de la policromía y había favorecido la acumulación de cera, polvo y hollín, sobre todo en los brazos y las manos.


En cuanto a la cruz, el travesaño vertical original había sido sustituido por el actual y la intersección de los travesaños, realizada con un ensamble a media madera, sin encolar, y sujeto con dos tornillos pasantes, causaba la oscilación en la unión y el consiguiente riesgo de fractura de los brazos.

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Descripción de la intervención

Los trabajos, apoyados en la investigación analítica, se iniciaron con la eliminación del polvo y la protección de la policromía en peligro de desprendimiento. Tras desmontar la imagen de la cruz y los ensambles de los hombros y dedos fracturados, se pudo observar que el ensamble del brazo izquierdo había sido reparado con anterioridad introduciendo una porción de tejido. A través de las piezas abiertas y pequeñas grietas, se aplicó un tratamiento fungicida e insecticida en toda la obra. A continuación se consolidaron las uniones de los brazos aprovechando los orificios de las espigas primitivas, las cuales se sustituyeron por otras de las mismas características. Los dedos mal ajustados se volvieron a ensamblar con espigas y los fragmentos de sudario perdidos se reintegraron.


Para llevar a cabo la correcta sujeción de la imagen a la cruz, se embutió en la espalda un perno con rosca interna al que se le introduce una varilla. Los puntos de anclaje de los pies y manos se renovaron empleando acero inoxidable; solo las cabezas de los cuatro clavos de los pies y manos se conservaron para no alterar el aspecto externo de la imagen.


En la lengua, que se encuentra fracturada, y en el interior del hueco que forma la cabeza, no se intervino. Su restauración suponía el desmontaje de piezas y se consideró una agresión muy fuerte a la escultura para conseguir un pequeño beneficio estético.


Las capas de preparación y policromía recibieron tratamientos de fijación, limpieza y reintegración. Los desgastes de los pies no se reintegraron, sino que se mantuvieron como testimonio de devoción.


En la cruz, se eliminaron los tornillos y se ajustaron correctamente los travesaños. El supedáneo, original, fue desinsectado y consolidado. Finalmente se aplicó una capa de protección a toda la obra.
 

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Enrique Ortega y Ortega
Periodo de ejecución
-
Inversión
10.307,36 euros
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