Información general
Jacinto Pimentel
La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
Datos históricos
La talla de Jesús atado a la Columna, titular de la Archicofradía de la Santísima Resurrección y Penitencia de Nuestro Padre Jesús atado a la Columna y María Santísima de las Lágrimas, goza de gran devoción popular en Cádiz. Hasta la restauración no se poseía documentación alguna sobre la autoría de esta obra, aunque en 1957 Hipólito Sancho la atribuyó a Alonso Martínez por un anagrama inscrito en la peana. Estudios posteriores realizados por Hormigo Sánchez y Sánchez Peña sobre el anagrama y la similitud con otras obras existentes en Cádiz documentadas entre la producción de Jacinto Pimentel -el Cristo de la Humildad y Paciencia del convento de San Agustín y el Cristo de la Expiración de la iglesia de San Francisco- llevaron a atribuir la imagen a este escultor, hipótesis que ha quedado confirmada en el transcurso de la restauración por dos pergaminos hallados en el interior de la escultura en los que consta la firma del imaginero y la fecha de 1660, además de por otra firma incisa en la tapa de la espalda.
La escultura se compone de dos grandes piezas que conforman el volumen general. Presenta el tórax ahuecado mediante abertura en la espalda. Al cuerpo se unen los brazos con sendas espigas a la altura de los codos.
Estado previo
La imagen no ha sufrido grandes intervenciones a lo largo de su historia. La más reciente, realizada por José Miguel Sánchez Peña, consistió en la colocación de unas fundas metálicas para insertar las potencias. Los deterioros provenían sobre todo de la limpieza con productos grasos y de la costumbre de sobreponer al sudario tallado uno de tela, causa de los innumerables alfileres incrustados en la madera. Otros desperfectos se observaban en la mano derecha, con dos dedos fracturados y reparados de forma inadecuada.
En la policromía se localizaban depósitos de cera, suciedad y humo; repintes, especialmente en el pecho, los brazos y el sudario; y pequeñas, aunque numerosas, pérdidas.
Descripción de la intervención
Para restaurar esta escultura se tuvieron en cuenta particularmente los daños y riesgos a los que se expone al estar sometida a desfiles procesionales y cultos. Tras los análisis previos, se realizó una limpieza superficial y una fijación de los estratos en peligro de desprendimiento.
La extracción de los pequeños clavos y alfileres que se repartían por todo el sudario fue una labor lenta y trabajosa dado el gran número de elementos, muchos de ellos situados en zonas de difícil acceso. Concluida esta operación se observó la existencia de una cuña en el límite superior del sudario, en la zona lumbar, que se pensó que podría dar acceso al hueco interno de la imagen. Su apertura permitió el hallazgo de los documentos que confirman la autoría de Pimentel.
A través de las pequeñas grietas y orificios dejados por los alfileres, se aplicó un tratamiento fungicida e insecticida. Posteriormente se rellenaron dichos huecos con pasta de madera elaborada con serrín de cedro. Los ensambles de los codos se consolidaron y los dedos que se encontraban rotos y deficientemente unidos se desmontaron y se volvieron a pegar.
El tratamiento llevado a cabo sobre la preparación y la capa pictórica consistió en su fijación, limpieza y reintegración, con excepción de los desgastes de los pies ocasionados por los actos devocionales, que no se reintegraron por considerarse que son testimonio del uso cultual del besapiés. Por último se aplicó una capa de protección.
