Retablos de la iglesia de San Isidoro de Sevilla

Información general

Tipología
Retablos
Provincia
Sevilla
Municipio
Sevilla
Autoría

Felipe del Castillo (retablo mayor)
Lorenzo Pérez Caballero (retablo de San José)

Situación Legal
La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural por disposición de 25 de julio de 1995 (BOJA del 16 de noviembre de 1995)
Cronología
Siglos XVII y XVIII
Dimensiones
10,30 x 5,50 m (retablo de la capilla Sacramental); 10,45 x 6 m (retablo mayor); 6,24 x 3,07 m (retablo de la capilla de los Maestres); 5,90 x 3 m (retablo de la capilla de San Juan Nepomucemo); 5,80 x 3,86 m (retablo de la capilla de San José)
Material
Madera
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución

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Datos históricos

La iglesia de San Isidoro, construida a mediados del siglo XIV., responde al clásico tipo parroquial sevillano bajomedieval, gestado a partir de la conquista cristiana de la ciudad. Aunque ha sufrido diversas remodelaciones, conserva la esencia de su primitiva traza gótico-mudéjar.

Dentro del patrimonio artístico del templo hay que destacar el conjunto de retablos barrocos que fue objeto de estas dos intervenciones: el retablo mayor y los retablos de las capillas de San Juan Nepomuceno, de los Maestres, de San José y Sacramental.

El retablo mayor alberga el lienzo del Tránsito de San Isidoro, pintado por Juan de Roelas en 1613. Considerada la obra maestra de Roelas y la más importante que se pintó en Sevilla en el primer tercio del siglo XVII, representa el momento de la muerte del santo en el interior de la iglesia de San Vicente, donde quiso morir, rodeado de un cortejo de clérigos. El marco arquitectónico de la pintura, ejecutado ese mismo año por Miguel Bovis, fue sustituido en 1752 por otro encargado a Felipe del Castillo, que es el que se conserva actualmente. Probablemente entonces se cambió el formato del cuadro para adaptarlo al remate en arco del marco. De ahí el añadido de unos 38 cm que existe en la parte superior.

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Estado previo

En junio de 1986 se cierra el templo al culto dado el gravísimo estado que presentaba. Era tal la degradación del edificio que fue necesario acometer una restauración urgente e integral. Una vez terminada la restauración del inmueble se intervino en los retablos, que permanecían bajo una gruesa capa de suciedad, barnices oxidados y acumulaciones de cera. También existían en ellos numerosas piezas sueltas, muchas de las cuales se encontraron caídas y depositadas en las cornisas y salientes de los retablos; otras habían sido atadas con alambres. El cuadro del Tránsito de San Isidoro había sido objeto de tres intervenciones claramente diferenciables por su forma de ejecución y materiales. La más antigua, de la época en que el cuadro fue colocado en el actual retablo se limitaba a la reintegración de las lagunas de preparación con un estuco de color ocre claro de gran dureza, ciñéndose casi absolutamente a las zonas dañadas y a la reintegración del color con óleo.

En el siglo XIX tuvo lugar una segunda restauración menos respetuosa, que invadía grandes zonas de pintura original con estucos de colores oscuros -negros, marrones y rojizos- después pintados al óleo. En algunas zonas se había imitado el cuarteado con un objeto punzante.

La última restauración se realizó en 1961. En esta ocasión el lienzo fue extraído del retablo para entelarlo. Los daños más visibles se cubrieron utilizando estucos, grises y blancos.  

El soporte de lino tejido en mantelillo, compuesto por dos piezas unidas unidas entre sí con una costura simple, se enteló con dos piezas de lino del tipo tafetán respetando la costura antigua. Para la forración se utilizó el propio bastidor como telar; de manera que la nueva tela quedó pegada al bastidor, ocasionando problemas de tensión. Por otra parte, el añadido de la parte superior se sustituyó por otro.

La tela original se encontraba reseca y con varios cortes y rotos en la zona superior izquierda. Se apreciaban numerosos agujeros de clavos en torno al marco, y grietas y deformaciones en los ángulos del bastidor. La tela del entelado estaba en buen estado, pero se había destensado en los ángulos por el propio peso y por la pérdida de las cuñas del bastidor, además existían algunas pequeñas bolsas de separación entre las telas.

En la película pictórica se observaban amplias áreas con levantamientos y pequeños desprendimientos generalizados tapados por estucos de burda factura y de colores distintos que ocultaban grandes zonas de pintura original y que, a su vez, estaban cubiertos por torpes repintes realizados al óleo. A esto se añadían desgastes, pasmados, alteraciones de color, varias quemaduras producidas por las velas y, sobre el estrato superficial, acumulaciones de polvo, hollín, excrementos de aves e insectos y gotas de cal y de cera.

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Descripción de la intervención

La intervención en los retablos se limitó a la limpieza y fijación de los elementos sueltos. Según las superficies y el tipo de suciedad se utilizaron diferentes materiales y técnicas. Las piezas sueltas se fijaron y los numerosos fragmentos encontrados sobre las cornisas se repusieron a su lugar de origen. Finalmente se aplicó una capa protectora de barniz, de distinta naturaleza según las zonas.

En cuanto al Tránsito de San Isidoro, se desmontó la obra, que descansaba sobre su parte inferior, se despegó el lienzo del bastidor y se tensó colocando nuevas cuñas. Posteriormente  se realizó un tratamiento que, en líneas generales, consistió en la fijación de los estratos pictóricos, limpieza, eliminación de los repintes y estucos que cubrían el original, estucado de lagunas, reintegración del color con acuarela y pigmentos al barniz, empleando un punteado en las lagunas de mayor tamaño y aplicación de varias capas de protección. Se adoptó el criterio de respetar las reintegraciones del siglo XVIII, en general bien entonadas, salvo cuando cubrían pintura original.

Con el fin de conseguir una visión óptima del conjunto, se entonó el añadido de la zona superior, que quedaba más oscuro que el resto de la pintura.

Ejecutadas estas operaciones, se procedió a la limpieza del retablo-marco y al montaje del lienzo, cuyo sistema se mejoró colocando alcayatas y cáncamos laterales y unos tacos de madera almohadillados con tiras de caucho en la zona inferior sobre la que descansa la obra,  con el fin de aislarla.

Finalmente y debido a que el sistema de iluminación que presentaba en el momento de la intervención no era el más adecuado, se instaló uno nuevo.
 

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Soreco (retablos)
Juan Luis Coto Cobo (Tránsito de San Isidoro)
Dirección y ejecución
Soreco (retablos); Juan Luis Coto Cobo (Tránsito de San Isidoro)
Periodo de ejecución
-
Inversión
49.954,40 euros
Financia
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
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