Retablo mayor de la iglesia de la Encarnación de Vera, Almería

Información general

Tipología
Retablo
Provincia
Almería
Municipio
Vera
Autoría

Anónimo

Situación Legal
La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural por disposición de 27 de marzo de 2000 (BOE del 23 de junio de 2000)
Cronología
Segunda mitad del siglo XVIII
Dimensiones
11,55 x 7,70 m
Material
Madera de pino
Observaciones

La información sobre esta intervención está extraída de los informes de ejecución
 

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Datos históricos

La iglesia renacentista de Nuestra Señora de la Encarnación de Vera posee un retablo mayor de estilo rococó fechable en la segunda mitad del siglo XVIII. Fue construido en madera de pino, en su mayor parte sin policromar.


En la calle central del retablo se dispone un manifestador dorado que actualmente alberga una imagen barroca de la Virgen del Rosario con el Niño. Tras su cúpula se encuentran restos de pintura que parecen ser un encaje del propio manifestador antes de su colocación. En el ático figura un relieve policromado de la Anunciación. Corona el retablo una talla del Padre Eterno.


Durante la Guerra Civil (1936-39) el retablo sufrió daños considerables. Destaca la pérdida de las dos imágenes de las hornacinas laterales, que correspondían a San Blas y San Luis Gonzaga. Al parecer, en la posguerra se colocó sobre el manifestador, algo reformado, una imagen del Corazón de Jesús realizado en cartón piedra. Entre los años 1966 y 70, como consecuencia de una mala interpretación de la Reforma Litúrgica, se eliminaron el altar adosado y la parte inferior del manifestador de forma que quedó abierto un hueco en la parte central del banco y sotabanco. La placa de mármol del altar adosado se empleó como tablero de un nuevo altar exento, la estructura que sostenía el manifestador se sustituyó por otra de perfiles metálicos cerrada por puertas de estilo castellano y las tablas de la parte inferior del manifestador se reutilizaron para decorar el exterior de una hornacina con la Virgen del Carmen, situada en otro punto de la iglesia. Un escultor de Granada se encargó de completar las tablas a mediados de los 80 y así mismo transformó el sagrario original en un atril.


Al manifestador se le añadieron diversos adornos florales y la pieza de remate que lo corona, procedentes del convento de los Padres Mínimos de Vera. Del mismo lugar proviene la imagen de la Virgen del Rosario.
 

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Estado previo

La madera del retablo había acumulado polvo y residuos de diverso tipo, telarañas, excrementos de moscas y de aves, manchas de cal... La parte inferior presentaba restos de cera, manchas de humo y quemaduras; se encontraba muy afectada por el ataque de insectos xilófagos. En la parte superior se observaban manchas de humedad producidas por filtraciones de agua de lluvia anteriores a la última reparación del techo de la iglesia.


Los movimientos de contracción y dilatación de la madera habían provocado fisuras entre las tablas y pequeñas grietas. Por la degradación de las colas se había producido la separación, desprendimiento y pérdida de gran cantidad de piezas. Algunas pérdidas hay que achacarlas, sin embargo, a las reformas efectuadas a lo largo del tiempo, que como se ha señalado afectaban principalmente al manifestador. La desaparición de la parte inferior de éste había puesto al descubierto dos huecos entre el retablo y la pared, uno de los cuales había sido tapado a medias con cemento. Y parte del lateral derecho del sotabanco había sido sustituido por unos tablones de chapa de madera que no ofrecían la solidez ni la resistencia adecuadas.


La mayor parte de la madera del retablo, sin policromar, estaba tintada en un tono rojizo. El sotabanco, el banco y la mitad inferior del cuerpo principal habían sido además barnizados con goma-laca, que aparecía oscurecida y con arañazos. El relieve de la Anunciación presentaba una policromía en bastante buen estado realizada con temple, oro y plata, aunque muy oscurecida por la suciedad y la oxidación de la plata y del barniz. En cuanto a los dorados, muchos elementos del manifestador se hallaban repintados con purpurina que, al haberse oxidado, mostraba un color verdoso.


La imagen de la Virgen del Rosario, estofada y policromada con óleo, se encontraba en un estado aceptable, aunque en ella se observaban algunas pérdidas de policromía.

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Descripción de la intervención

Los trabajos de limpieza incluyeron la eliminación de la goma-laca de los cuerpos inferiores del retablo, del barniz oxidado del relieve de la Anunciación, de la purpurina en las zonas doradas y de la cera acumulada en el manifestador y en las tablas situadas tras él. Las zonas policromadas o doradas precisaron puntualmente labores de fijación y asentado de color.


Seguidamente se procedió a la desinsectación general del retablo por impregnación a brocha y pulverizando el insecticida por el reverso introduciendo un mango extensible por huecos y fisuras. Para consolidar la madera, se inyectó el producto consolidante con una disolución insecticida por los agujeros de salida de los xilófagos.


Se fijaron todas las piezas sueltas. Las de mayor tamaño se afianzaron con espigas de madera y, en algún caso, con puntas de acero inoxidable. Otras que ya habían sido manipuladas con anterioridad, como las de la cúpula del manifestador, hubo que desmontarlas para volverlas a fijar bien.


Una vez selladas las grietas de la madera, se aplicó una capa de protección a todo el retablo. En la madera no policromada se añadió una capa final de cera microcristalina. En la zona derecha del banco se eliminaron los tablones no originales y se elaboraron las placas faltantes en madera de pino curado.


Se reconstruyeron los dedos de la mano y pie del Niño de la Virgen del Rosario y se restauró la policromía de ambas figuras, utilizándose acuarela en la reintegración cromática.


Las tablas colocadas junto a la hornacina de la Virgen del Carmen, que pertenecían realmente a la parte inferior del manifestador, fueron desmontadas para su consolidación y posterior restauración. Añadiendo dos tablas centrales nuevas, se recuperó el volumen de la pieza original. Se reprodujeron dos angelitos pertenecientes a las pilastras. Y fue también restaurado un sagrario donado a la parroquia por unas monjas con la idea de incorporarlo posteriormente al retablo.


El trabajo de mayor envergadura fue la reintegración de todo el espacio central del banco del retablo. Las puertas castellanas se eliminaron y la estructura metálica que sostenía el manifestador fue reformada siguiendo la volumetría original. A este volumen se acopló la pieza inferior del manifestador y bajo ésta se recreó con madera la mesa del altar, lista para recibir en su momento la placa de mármol original. Sobre la mesa se colocó finalmente el sagrario donado.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
María Luisa García Ortega
Periodo de ejecución
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Inversión
36.060,73 €
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