Retablo mayor de la Iglesia de San Ildefonso, Granada

Información general

Tipología
Estructura
Provincia
Granada
Municipio
Granada
Autoría

- Trazas: Atribuido a Blas Antonio Moreno, José Risueño y Francisco Hurtado Izquierdo
- Ensamblador: Bernabé de Haro
- Esculturas: José Risueño
- Labores sin determinar (posiblemente dorado): Manuel de Aranda, Gabriel Romero y José Martínez

Cronología
1720
Dimensiones
15,47 x 11,14 x 3 m
Material
Pino
Pino y tela. Esculturas
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Descripción del bien

El cuerpo central del retablo se resuelve a modo de gran ábside semicircular. De composición piramidal, repite el lenguaje ornamental común al retablo, a base de hornacinas aveneradas entre columnas de orden salomónico y una profusa decoración a base de querubines entre roleos y hojarasca. Sobre la potente y movida cornisa, se levanta un gran arco de medio punto con el grupo escultórico de la Imposición de la casulla a san Ildefonso, al centro, y los arcángeles san Miguel y san Rafael en los laterales.

De la labor escultórica realizada por Risueño, conviene resaltar el naturalismo patente en la cabeza de san Antonio Abad, la delicadeza y redondez de los niños y angelotes y, sobre todo, los efectos de gran teatralidad que consigue el artista en el grupo principal del retablo. Además de tallar las esculturas, José Risueño las policromó, logrando efectos tan sublimes como el realismo del rostro de san Antonio Abad, las excelentes encarnaciones de los angelotes y la riqueza de las túnicas y mantos de las santas.

El retablo, dorado al agua y policromado al temple con imitaciones de mármoles, está compuesto por diferentes piezas de madera de pino. Su forma semicircular alberga en la zona posterior una sucesión de escaleras y rellanos. Las esculturas, también de pino, presentan algunos añadidos de telas, tanto naturales como encoladas. Las encarnaciones son al óleo con una fina imprimación, a diferencia de vestiduras y cabellos directamente policromados sobre la madera.

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Datos históricos

El retablo mayor de la iglesia de san Ildefonso es uno de los más sobresalientes retablos granadinos del primer tercio del siglo XVIII. Se desconoce el autor de sus trazas, aunque se ha relacionado por distintos investigadores con la producción de Blas Antonio Moreno, José Risueño y Francisco Hurtado Izquierdo. Se ha documentado la intervención del ensamblador Bernabé de Haro, y tras la reciente restauración, la de tres artífices inéditos en el panorama artístico granadino, Manuel de Aranda, Gabriel Romero y José Martínez. La labor escultórica del retablo se debe al escultor y pintor José Risueño.

Aunque la construcción del retablo debió iniciarse en torno a 1720, aún se trabajaba en él en 1737, según algunas inscripciones halladas en el propio retablo durante proceso de restauración.

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Estado previo

El retablo mostraba una buena solidez de la estructura de madera y conservaba casi todos los elementos del conjunto, a excepción de alguna mano, algún atributo y de numerosos pequeños fragmentos de la decoración. La oscura capa de suciedad, polvo, barnices oxidados y humo de velas sobre la superficie desvirtuaba el verdadero cromatismo del retablo. Así mismo existía gran acumulación de gotas de cera en numerosas áreas, quemaduras de velas, infinidad de piezas sueltas y un ataque biológico de carcoma muy puntual. Se advertían aberturas en las juntas de las maderas de las esculturas y en las molduras, algunas a punto de desprenderse, además de grietas localizadas en las esculturas que no fueron ahuecadas. Numerosos orificios producidos por clavos y sujeciones de velas deterioraron gravemente diversas zonas, especialmente el cuerpo de los angelitos del ostensorio.

Antiguamente se iluminaba el retablo por medio de velas colocadas en las cornisas de los entablamentos, en la zona central de las columnas y en los distintos pisos del manifestador, que provocaron algunas graves quemaduras por la cercanía de las llamas. Los goterones de cera ennegrecida se hallaban fuertemente adheridos y se acumulaban con profusión en el manifestador, banco y esculturas, formando espesores de hasta un centímetro.

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Descripción de la intervención

Las exfoliaciones de las capas de policromía, dorados y plateados fueron resueltas con cola orgánica hidratada. La limpieza en los barnices oxidados resultó muy minuciosa y complicada de unificar por la presencia de sandáraca y aceite de linaza en su composición. La reintegración cromática fue la mínima e indispensable para una correcta visión de conjunto. Se realizó la desinsectación preventiva en la zona posterior del retablo y en las áreas sin policromar y se eliminó el polvo acumulado. Fue necesario volver a encolar las uniones de las piezas sueltas y reponer las chuletas y espigas que se habían perdido.

Se extrajeron los clavos y elementos metálicos que perjudicaban a la obra. Se desmontaron los cables eléctricos, rellenando todos los orificios y grietas ocasionados. Se eliminó del retablo la suciedad adherida, el hollín y los goterones de cera.

Se efectuó una media limpieza de las esculturas, entretenida por la infinidad de entrantes y salientes, que permitió recuperar una mayor riqueza, luminosidad y matices de la policromía.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Junta de Andalucía, Consejería de Cultura
Adjudicatario/s
Ágora
Periodo de ejecución
-
Inversión
131.346,50 euros

Fotografías

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