Muerte en Mactán. El testamento de Fernando de Magallanes

Muerte en Mactán. El testamento de Fernando de MagallanesCoincidiendo con el 500 aniversario de la muerte de Fernando de Magallanes en la isla de Mactán, el Archivo Histórico Provincial de Sevilla dedica el Documento del mes de abril al Testamento de Fernando de Magallanes, conservando en el Fondo de Protocolos notariales de Sevilla.

“...Como conocían a nuestro capitán, contra él principalmente dirigían los ataques, y por dos veces le derribaron el casco; sin embargo, se mantuvo firme mientras combatíamos rodeándole. Duró el desigual combate casi una hora. En fin, un isleño logró poner la punta de la lanza en la frente del capitán, quien, furioso, le atravesó con la suya, dejándosela clavada. Quiso sacar la espada, pero no pudo, por estar gravemente herido en el brazo derecho; se dieron cuenta los indios, y uno de ellos, asestándole un sablazo en la pierna izquierda le hizo caer de cara, arrojándose entonces contra él. Así murió nuestro guía, nuestra luz y nuestro sostén”. Con estas palabras narraba el cronista Antonio Pigafetta la muerte de Fernando de Magallanes. El Capitán General de la expedición que debía llegar al Maluco, el descubridor del paso al Pacífico por el estrecho que lleva su nombre, el primer navegante europeo en cruzar este ignoto Océano, murió el 27 de abril de 1521 como fruto de las heridas sufridas durante un combate intrascendente en la isla de Mactán, en las islas Filipinas.

Las circunstancias y motivaciones últimas que llevaron a Magallanes a entrar en lucha con Lapulapu, jefe de la isla Mactán, no están del todo claras. La expedición había arribado al archipiélago de las Filipinas el 17 de marzo de 1521, a las que llamaron islas de San Lázaro, por coincidir este día con el 5º domingo de Cuaresma. Tras navegar por varias islas atracaron en la isla de Cebú, allí tomaron contacto con el jefe Humabón, al que convirtieron al cristianismo y en vasallo del emperador Carlos V. Ante la negativa de Lapulapu, jefe de la cercana isla de Mactán, a convertirse al cristianismo, Magallanes planeó un ataque de castigo que terminó por costarle la vida. Parece que con este enfrentamiento Magallanes pretendía hacer una demostración de fuerza ante los isleños y reforzar su propia posición. Sea como fuere, sin atender las objeciones de sus hombres y del propio Humabón, que le advertían de lo peligroso e innecesario de la empresa, Magallanes determinó acudir a Mactán para sojuzgar la “rebeldía” de Lapulapu.

En la mañana del 27 de abril partió con 60 hombres, según Pigafetta, embarcados en dos bateles. Los arrecifes de coral de la isla impidieron a los españoles llegar con los botes hasta la playa, por lo que tuvieron que desembarcar cuando el agua todavía les llegaba a la altura de los muslos. Nada más tocar tierra cayó sobre ellos una lluvia de lanzas y flechas iniciándose una lucha que duraría en torno a una hora. Superados por los nativos, Magallanes ordenó la retirada ordenada de sus hombres. Mientras ésta se producía, los guerreros de Lapulapu recrudecieron y concentraron sus ataques sobre Magallanes hasta conseguir acabar con su vida. La muerte de Fernando de Magallanes evitó que éste viera cumplido el objetivo inicial de su expedición, la llegada a las islas del Maluco, y cambió la historia de la navegación, cuando sus hombres, capitaneados por Juan Sebastián Elcano, navegando siempre al oeste, lograron dar la primera vuelta al mundo.

Cuando los 245 hombres que integraban la Armada de la Especiería, como se la denominaba en los documentos oficiales, partieron del muelle de las Muelas del puerto de Sevilla -el 10 de agosto de 1519- se enfrentaban a un futuro incierto y desconocido. Los navegantes eran conscientes de que sus vidas se embarcaban en una aventura que podía devenir en éxito y riqueza o en fracaso y muerte. El primero en ser consciente de los riesgos que comportaba la empresa era el Capitán General de la expedición. De ahí que, en los meses y días previos al inicio de la aventura, Fernando de Magallanes otorgara una batería de documentos notariales en los que dejaba ordenados distintos asuntos de su vida privada, entre ellos su testamento. Entre el mes de marzo y el mes de agosto de 1519 Magallanes otorgó ante el escribano público Bernal González de Vallecillo hasta siete documentos dedicados a temas domésticos. El día 19 de marzo donó a su hermana Isabel una viña en tierra de Gaya, término de Oporto en Portugal, que había heredado de sus padres. El día 4 de junio el escribano González de Vallecillo acudió a los Reales Alcázares para autorizar varios documentos relacionados con el matrimonio formado por Magallanes y Beatriz de Barbosa, hija del Comendador Diego de Barbosa, a la sazón teniente de alcalde de los Reales Alcázares y Atarazanas de Sevilla.

En el protocolo notarial conservado en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, una detrás de otra, se conservan: la carta de dote otorgada por el Comendador Diego de Barbosa a favor de su hija; la carta de pago en la que Magallanes reconoció haber recibido 300.000 maravadíes a cuenta de los 600.000 maravedís que debía de percibir en concepto de dote de su mujer; y, por último, la carta de arras por la que Magallanes entregaba 2.000 ducados a favor de su mujer. Además, ese mismo día, Fernando de Magallanes hizo una segunda donación a su hermana Isabel de una quinta de viñas y castañales en Gaya. Finalmente los días 23 y 24 de agosto, ya con la flota amarrada en Sanlúcar, ultimando los preparativos para la partida, Fernando de Magallanes volvió a otorgar dos escrituras ante el escribano Bernál González de Vallecillo. El día 23 reconoció haber recibido de Diego de Barbosa los restantes 300.000 maravedís de la dote de su mujer. Por último, el día 24 el marino portugués dejó escritas y legalizadas sus últimas voluntades en un testamento, quedando fusionadas en este documento la que Manuel Romero Tallafigo llama la “dualidad inseparable, muerte y escritura”.

1. Donación de Magallanes a su hermana Isabel (PDF 7.95 MB)

2. Carta de dote de Beatriz Barbosa (PDF 4.03 MB)

3. Primera carta de pago de Magallanes a Diego Barbosa por la dote (PDF 4.02 MB)

4. Carta de arras de Magallanes (PDF 4 MB)

5. Segunda donación a su hermana Isabel (PDF 7.95 MB)

6. Segunda carta de pago de Magallanes a Diego Barbosa por la dote (PDF 6.30 MB)

En el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, dentro del Fondo de Protocolos Notariales de Sevilla, conservamos un fragmento de la escritura de testamento Fernando de Magallanes. El 24 de agosto de 1519 el escribano público Bernal González de Vallecillo acudía a los Reales Alcázares de Sevilla, lugar de residencia de Magallanes, para autorizar la escritura en la que el marino portugués ordenaba y disponía sus últimas voluntades. El documento quedó en el registro del protocolo notarial y lamentablemente ha llegado a nuestros días incompleto. Únicamente se conserva un folio fragmentado y desprendido de su cuadernillo de lo que fue un documento de varios folios. El documento fue restaurado en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico de Andalucía con motivo de la Exposición "Firmaron de su mano: Magalhaes y Elcano" celebrada en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla en el año 2019. Con todo, gracias a los folios conservados y a la copia del testamento que quedó en manos de la familia, custodiada en la actualidad en el Archivo General de Indias, conocemos lo dispuesto por Fernando de Magallanes en caso de que durante la expedición le alcanzara la muerte.

7. Testamento de Magallanes (PDF 4.20 MB)

En el testamento, tras la invocación divina de rigor, Magallanes manifiesta cual es su propósito al testar y cual es el fin de las mandas que deja ordenadas, “así en fecho de mi cuerpo como de mi ánima, por mi ánima salvar e mis herederos a pacificar”. Esta doble dimensión religiosa y secular del testamento tiene su reflejo en una división de mandas espirituales y mandas terrenales. Poner en orden alma y cuerpo, este fin se hace patente desde las dos primeras disposiciones.

Si en la primera entrega su alma a Dios, en la segunda dispone que su cuerpo sea enterrado en el Convento de la Victoria de Triana, en caso de morir en Sevilla, o en una iglesia bajo la advocación de la Virgen del lugar donde muriere, en caso de fallecer durante el viaje. A continuación, Magallanes realiza una serie de donaciones a distintas instituciones religiosas de la ciudad de Sevilla con el objeto de ganar gracias y perdones: a la Capilla del Sagrario de la Catedral; a las ordenes de la Trinidad y Mercedarios, para redención de cautivos; a los hospitales de San Lázaro y Bubas; a la capilla de San Sebastián; a la fábrica de la Catedral; al Convento de Santa María de la Victoria, al que tanta devoción tenía y donde quería ser enterrado.

También deja bienes a monasterios radicados fuera de la ciudad hispalense como el Monasterio de Montserrat de Barcelona, el Monasterio de San Francisco de Aranda de Duero y el Monasterio de Santo Domingo de Oporto. En el plano terrenal instituye a su hijo Rodrigo por heredero del mayorazgo que le había sido concedido por el Emperador Carlos V, asimismo nombra a su mujer Beatriz de Barbosa por su heredera universal. Aparte de a su mujer e hijo, dentro de su círculo familiar, lega a su hermana Isabel una cantidad de dinero destinado a su casamiento. Asimismo, a su criado Cristóbal Rabelo le deja la suma de 30.000 maravedís y a su esclavo Enrique le concede la libertad desde el mismo día de su fallecimiento.

En resumen, estas fueron las últimas voluntades de Fernando de Magallanes, unas disposiciones que quedaron registradas en una escritura notarial en agosto de 1521. Un documento final que adquirió todo su valor legal e histórico tras una absurda batalla en la isla de Mactán el día 27 de abril de 1521.

Para saber más

  • AGUINAGALDE OLAIZOLA, Francisco de Borja...[et al.]; VÁZQUEZ CAMPOS, Braulio (ed.). El viaje más largo. La primera vuelta al mundo. Madrid: Sociedad Mercantil Estatal de Acción Cultural, 2019. Disponible en: https://www.accioncultural.es/es/el-viaje-mas-largo-ebook. [Consulta: marzo de 2021]
  • GIL, Juan. El exilio portugués en Sevilla. De los Braganza a Magallanes. Sevilla: Fundación Cajasol, 2009
  • PIGAFETTA, Antonio; MAFRA, Ginés de; Elcano, Juan Sebastián… [et al.]. La Primera Vuelta al Mundo. Madrid: Ediciones Miraguano, 2018
  • ROMERO TALLAFIGO, Manuel. El testamento de Juan Sebastián Elcano (1526). Palabras para un autorretrato. Sevilla: Editorial Universidad de Sevilla, 2020
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